lunes, 10 de junio de 2013

Con Iglesia evaden impuestos

El jurista Carlos Jones importó tres autos a traves del Ministerio del Espíritu con Gloria para evitar el cobro de tributos.

Eduardo Mendoza  

Carlos Jones

Todo empezó con una carta cuyo mensaje expresaba un buen propósito.

El 3 de febrero de 2011, el abogado Carlos Jones le comunicó al Ministerio del Espíritu con Gloria que le donaría tres vehículos, tipo sedán, marca Toyota, que serían importados de Estados Unidos.

Días después, Manuel Ruiz González, representante legal de esa Iglesia evangélica, en una misiva dirigida a la entonces directora de la Autoridad Nacional de Aduanas (ANA), Gloria Moreno de López, solicitó la exoneración de los impuestos, amparándose en los beneficios fiscales que le conceden las leyes a organizaciones como las que dirige.

A la Iglesia se le exoneraron $3 mil 875, pero los carros no pasaron a manos del Ministerio del Espíritu con Gloria, sino que quedaron en poder de particulares.

Dos de ellos fueron a dar a manos de Roberto Jones Robinson, hermano de Carlos Jones, y el otro fue traspasado a nombre de Karen Elvira Jones Franco, su hija. (ver documentos).

Actualmente, el vehículo con placa 727266 sigue a nombre de su hermano y los otros dos, de Servicio de Transporte Kevin S.A.

Abogados consultados y sin conocer los nombres de los protagonistas de esta historia aseguran que se estaría frente a una modalidad poco conocida hasta ahora para evadir impuestos.

Al menos eso piensa el subsecretario general del Ministerio Público Ramiro Esquivel, quien manifestó que hay que ver si al presentar la documentación se dijo que los carros serían donados a una entidad eclesiástica mediante un documento público.

Destacó que si es así también se estaría cometiendo el presunto delito de falsedad contenida en un documento público.

Otro abogado que habló del caso y que prefirió la reserva de su nombre por seguridad, afirma que en este caso no importa el monto de la exoneración. “Aquí lo escandaloso es que se está ante una modalidad de evadir impuesto poco conocida”, informó.

Agregó que la técnica es similar a la que en el pasado han aplicado diputados de la Asamblea Nacional, que exoneraron vehículos costosos para luego venderlos.

Por su parte, el constitucionalista Miguel Antonio Bernal señaló que es una práctica “indebida e inaceptable, venga de quien venga”.

“No se puede utilizar el paraguas de una organización, cualquiera que sea su carácter, para beneficiarse de exoneraciones que se le otorgan a la misma”, dijo.

Añadió que este caso no es ni ético ni legal y recomendó que se acaben con todos los privilegios, prebendas y exoneraciones, porque al final siempre se desvían.

“La misma Iglesia a la que pertenece este señor debería sancionarlo. Lo que cabe aquí es una sanción moral y pública”, afirmó.

LAS LEYES

Virna Luque, directora general de la ANA, explicó que las Iglesias de Panamá se encuentran amparadas en el beneficio de franquicia arancelaria, tal como lo dispone el artículo 81 numeral 7 del decreto Ley No. 1 del 13 de febrero de 2008.

Esta disposición reconoce los derechos de franquicia a los vehículos automotores, material didáctico, tecnológico “y otros artículos necesarios para el desarrollo de la acción pastoral que llevan a cabo las Iglesias católica, luterana, anglicana, evangélica, metodista, adventista, griega ortodoxa, bautista, judía, islámica, budista y los Testigos de Jehová”.

Luque destacó, en una carta remitida en abril pasado, que para obtener la exoneración el departamento de exenciones arancelarias de la entidad requiere un memorial de la solicitud presentado por un corredor de aduanas, una nota con la solicitud de la Iglesia, copia de las cédulas de identidad del representante legal de la organización religiosa, copia del certificado de registro público de la Iglesia, los documentos originales del embarque que respaldan la importación y la predeclaración de aduanas.

Entre 2010 y 2012, la ANA tramitó exoneraciones a diferentes comunidades eclesiásticas por el orden de $562 mil 509, de acuerdo con un informe de esa institución.

hablan LOS IMPLICADOS

¿Qué dice Manuel Ruiz sobre el tema?

A pesar de que La Prensa lo llamó en varias ocasiones para conocer su versión, el religioso evitó conversar con este medio.

Además y pese a no responder las llamadas telefónicas, un equipo periodístico se trasladó a las instalaciones de su comunidad religiosa en Juan Díaz y se le dejaron con su secretaria las generales de este periodista, pero Ruiz nunca se comunicó.

El pasado viernes se le envió un cuestionario a través de correo electrónico, pero tampoco respondió, a pesar de que su asistente confirmó el recibido.

Mientras que Carlos Jones, quien fue condenado por ocasionar un accidente automovilístico en el que fallecieron los esposos Toribio y Nicolasa Díaz, se defendió.

“Esos carros fueron declarados chatarras... tres chatarras. Allí están las fotos de las chatarras y tengo documentos donde se declaran chatarra. Se liquidaron como chatarras y fueron vendidos como chatarras”, aseguró.

Entonces, ¿por qué fueron traspasados a su hermano y su hija?

Porque eran chatarra y la Iglesia no los iba a aceptar así porque tenían que pagar un impuesto.

¿Sabe usted que estaría ante un delito de defraudación fiscal?

¿Por qué, si la chatarra no paga impuesto?

Dos vehículos ahora están registrados a nombre de Servicio de Transporte Kevin, ¿por qué?

Yo no sé nada de eso. La que se encargó totalmente de ese caso fue mi secretaria Blane Contreras de Guardia. Ella es la que está detrás de todo esto porque le tengo una denuncia penal por la que fue condenada por hurto y difamación.

OTRA VERSIÓN

La Prensa contactó a Contreras para que diera su versión e informó que los carros llegaron chocados, pero fueron reparados y vendidos.

“La idea era traer los vehículos chocados, repararlos y meterlos a taxi, pero al ver que le iban a cobrar mucho impuesto, investigó y le dijeron que si los traía a través de una entidad del Gobierno o religiosa, le exoneraban. De allí que recurrió a la Iglesia”, detalló.

Contreras denunció que todos los vehículos llegaron con sus piezas para ser reparados y al final Jones “se lo vendió a un chino”.

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