sábado, 28 de enero de 2012

Mulino denuncia campaña; oposición y medios lo niegan

El ministro de Seguridad aseguró que a los ´detractores´ del gobierno no les importa la verdad, sino mantener su vigencia política.
Rafael Luna Noguera 
 
LOS CONTRATOS CON FINMECCANICA PARA LA COMPRA DE $250 MILLONES EN EQUIPOS DE SEGURIDAD
 
 
CONTRADICCIÓN. El ministro José Raúl Mulino afirmó que no hubo pago de comisiones por los contratos, pero la empresa Agafia Corp. aseguró que sí lo hubo. LA PRENSA/Archivo
 
La controversia por el supuesto sobreprecio en la compra de equipos de seguridad al conglomerado italiano Finmeccanica adquirió ayer un tono más fuerte, luego de que el ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, acusó a medios de comunicación y opositores al gobierno de desatar una campaña en contra de dicho contrato, y los afectados afirmaron lo contrario.
Mulino difundió ayer un comunicado, en el que denunció que a los detractores de la compra “no les importa la verdad, sino contar con un argumento que les permita la vigencia política, aun a costa de la mentira y la difamación”.

Hizo referencia al informe remitido por Finmeccanica al Gobierno, a través de la embajada italiana en el país, y dijo que este “responde oficialmente a una solicitud formulada por Panamá a Italia. [El informe] se ha hecho llegar al Gobierno panameño por intermedio de su embajada en nuestro país y deja constancia de que ´todo lo actuado en esas negociaciones se desarrolló de manera transparente”, dice el comunicado.

“Pero los detractores no parecen conformes con las respuestas, ni del Gobierno panameño ni del italiano, y ponen en duda el esfuerzo y la palabra de un país hermano, como si un Gobierno y un Estado como el de Italia se fueran a prestar para cubrir supuestas irregularidades”, agrega.

Mulino sostuvo que el Ministerio de Seguridad ha informado al país sobre la negociación de manera transparente y ha reiterado que en esta “no hubo dolo ni comisiones ni entendimientos debajo de la mesa”.
Finalmente, instó a los críticos de la negociación a acudir ante el Ministerio Público.

HABLAN Los medios
Rolando Rodríguez, director asociado de La Prensa, afirmó que no existe ninguna campaña mediática ni política en relación con esta negociación.
Lo que se pretende, dijo, es que se aclare de forma creíble la compra de $250 millones en equipos.

“El ministro dice que no hubo pago de comisiones, pero la propia empresa Agafia Corp. lo reconoció y eso nos lleva a sospechar que en los contratos de los helicópteros y de la cartografía también lo hubo, pero de eso nada sabemos”, señaló.

A su juicio, la carta enviada por Finmeccanica el 19 de enero pasado al Gobierno “es una reacción natural de una empresa que es investigada. Pero lo importante aquí es que el Gobierno panameño debió haber pedido la información al organismo que investiga a esa empresa, la Fiscalía de Nápoles, y no a la propia corporación objeto de la averiguación”.

A su vez, Guido Rodríguez, presidente del Fórum de Periodistas y director de TVN Noticias, advirtió que “el ministro sigue en su papel de no entender el rol que juegan los medios de comunicación social y de meterlos en el mismo churuco que a los políticos de oposición”.

“Si bien nuestra labor es de fiscalización, esta la hacemos sin pretender perjudicar a ninguna administración, sino con el ánimo de poner a la ciudadanía en conocimiento de información de interés público. Si Mulino hubiese dado información sobre los aspectos financieros de esos tres contratos con las filiales de Finmeccanica, no hubiera habido ningún cuestionamiento ni suspicacia, pero ocultar esa información es lo que genera la suspicacia y ha dado pie a los opositores para atacar lo que podría ser un convenio ventajoso”, señaló.

Por otra parte, opinó que quien debe certificar que no hay irregularidades en los contratos no es Finmeccanica ni el Gobierno de Italia, porque el caso ya es investigado por el fiscal de Nápoles y ahora será la justicia la que tendrá la última palabra.

Gerardo Berroa, director del diario La Estrella, agregó que no ha habido ninguna campaña en contra de nadie.

“En este caso hay dudas razonables de un sobrecosto. Mulino y el exministro de Economía y Finanzas Alberto Vallarino informaron inicialmente que los contratos costarían $333 millones, y si no se desata el escándalo, eso es lo que se hubiese pagado. Luego bajaron a $250 millones”, indicó.

Además, destacó que fueron los representantes de Agafia Corp. los que informaron que habían cobrado una comisión de 10%, cuando el Gobierno había informado que la negociación era de Estado a Estado y que no habría comisiones.
“Fue Mulino quien dijo que el precio era alto, porque incluía la instalación de los radares, pero luego se descubrió que no es así, que es el Estado el que tiene que cubrir esa instalación”, agregó.

Políticos opositores
Francisco Sánchez Cárdenas, presidente del opositor Partido Revolucionario Democrático (PRD), opinó que Mulino lo que está haciendo es lo que se conoce popularmente como “pataleo de ahogado”, pues este caso no se basa en una estrategia política para hacer daño alguien, “sino de una negociación con una empresa que está en serios problemas en Italia, que es investigada por corrupción y que tuvo relaciones con Valter Lavítola, que es perseguido por la justicia italiana y fue un personaje con una alta incidencia en Panamá, con amistades y reuniones que incluyeron al ministro”.

“Si Finmeccanica y Lavítola tienen esos problemas, lógicamente que eso despertó la curiosidad de personas en el país que, tras investigar, descubrieron que el precio al que se nos vendió era mayor que el dado a otros países, y que se pagó una comisión de $33 millones que nadie ha explicado todavía”, dijo.

A su juicio, lo que se busca “es luchar contra la corrupción, contra la falta de honestidad y transparencia, contra la mentira que campea en este gobierno”.

“Pedirnos que presentemos las pruebas en el Ministerio Público (MP) es un juego, pues todos sabemos que el MP no investiga nada si se trata del gobierno. Y prueba de ello es la denuncia que puse hace dos años sobre la interceptación de mi teléfono, que fue cerrada porque yo no presenté las pruebas”, acotó.
Por su parte, el diputado panameñista Jorge Rosas dijo que el problema es que aún persisten las dudas.

“El 15 de noviembre de 2011 Finmeccanica trató de aclarar las dudas sobre los sobrecostos a través de una nota que el mismo Mulino enseñó, pero no lo hizo. Luego, el 16 de diciembre de 2011, Mulino pidió al Gobierno italiano que aclarara las dudas y el Gobierno italiano lo que hizo fue solicitar a la empresa que contestara. Las mismas respuestas que dio en noviembre, las dio el 19 de enero; por tanto, las dudas siguen”, detalló.

Dijo esperar que Mulino aclare de una vez por todas por qué un radar Lyra-50 le cuesta a Turquía $30 millones y a Panamá se le vende en $125 millones.

miércoles, 25 de enero de 2012

Finmeccanica es parte interesada

Cuestionan que sea el propio consorcio italiano el que certifique como transparente la polémica operación con el Gobierno panameño por $250 millones.
Elio NúñezJuan Manuel Díaz C.
 
PESQUISA. Se investiga la transacción con el conglomerado italiano. LA PRENSA/Archivo
 
La Procuraduría de la Nación espera que la Presidencia le remita copias del informe emitido el 19 de enero por el conglomerado italiano Finmeccanica –que vendió a Panamá 6 helicópteros, 19 radares y 1 mapa digital por unos $250 millones–, en el que da fe de la “regularidad y transparencia” de esa transacción, para incluirlo en el expediente sobre el caso, confirmaron fuentes del Ministerio Público (MP).

Al ser consultado sobre el tema, el procurador, José Ayú Prado, dijo que aún no se ha hecho ninguna solicitud al respecto y que desconocía lo publicado sobre el informe.

Mientras, el secretario general del Partido Revolucionario Democrático (PRD), Mitchell Doens, opinó que el presidente, Ricardo Martinelli, hizo “el máximo del ridículo” al intentar justificar la compra los radares al conglomerado italiano.

“Esto es como si Al Capone mandara una carta al pueblo panameño, exonerando a Pablo Escobar Gaviria, de capo a capo”, destacó en un comunicado enviado a los medios.

Por su parte, el exdirector de la Policía Técnica Judicial (PTJ) Jaime Abad aseguró que los 19 radares que Panamá compró a Italia pudieron ser recibidos a título gratuito a través del acuerdo Salas-Becker, suscrito entre Panamá y Estados Unidos en febrero de 2002, pero las autoridades panameñas insistieron en comprar una tecnología de segunda.

Abad agregó que Estados Unidos estaba dispuesto a suministrar la tecnología necesaria para realizar la vigilancia y seguimiento de estas naves a través de medios electrónicos.
También dijo que la explicación que brindó el presidente Martinelli anunciando una supuesta carta del Gobierno italiano es “inmoral”, porque, recalcó, se trata de una carta firmada por la cuestionada empresa Finmeccanica y no por las autoridades italianas.

La excandidata presidencial Balbina Herrera agregó que “no se le puede creer a la empresa encargada de vender los radares de que toda la transacción ha sido transparente, ya que es parte interesada y por ende no puede ser objetiva”.

Por su lado, el diputado panameñista Jorge Rubén Rosas dijo que el informe de Finmeccanica lo único que ha hecho es sembrar aún más la duda sobre esta compra.

“Se mantiene la duda sobre la compra, porque es el Gobierno italiano el que debe explicar y no la empresa suplidora”, afirmó. Para el diputado, la empresa italiana está esquivando a las autoridades panameñas.
El lunes pasado, la Presidencia de la República dio a conocer una carta fechada el 19 de enero, en la que el conglomerado italiano señala que no existe irregularidad en la transacción.

El documento desmiente a opositores panameños según los cuales el país pagó sobrecostos al comparar las compras panameñas con las de Yemen y Turquía.

martes, 24 de enero de 2012

EL DISCURSO DEL PRESIDENTE OBAMA  SOBRE LA ECONOMÍA, ES DIGNO DE UN ANALISIS PROFUNDO

Osawatomie High School Osawatomie, Kansas
6 de diciembre de 2011                                        



  EL PRESIDENTE: Muchas gracias a todos.  Les agradezco, por favor, que tomen asiento.  Muchísimas gracias.  Gracias.  Buenas tardes a todos.

  PÚBLICO: Buenas tardes.

  EL PRESIDENTE: Bueno, quiero comenzar dándoles las gracias a algunas personas que están aquí con nosotros en el día de hoy. Tenemos aquí al alcalde de Osawatomie, Phil Dudley.  (Aplausos.)  También tenemos de visita al superintendente de ustedes Gary French.  (Aplausos.)  Y además tenemos al director de la escuela Osawatomie High, Doug Chisam.  (Aplausos.)  Y yo he traído a su antigua gobernadora, que actualmente está haciendo una magnífica labor como Secretaria de Salud y Servicios Humanos: aquí tenemos a Kathleen Sebelius.  (Aplausos.)  Nos encanta tener a Kathleen.

Pues bien, me siento muy a gusto de estar nuevamente en el estado de Tex -- (Risas.) -– estado de Kansas.  Yo estaba poniendo en aprietos a Bill Self, que estaba aquí hace un tiempo.  Como muchos de ustedes saben, yo tengo raíces aquí.  (Aplausos.)  Estoy seguro que todos ustedes están familiarizados con los Obama de Osawatomie.  (Risas.)  En realidad, quiero decirles que mi nombre me viene de mi padre, pero yo recibí mi acento, así como mis valores, de mi madre.  (Aplausos.)  Ella nació en Wichita.  (Aplausos.)  Su madre se crió en Augusta.  Y su padre era de El Dorado.  De manera que mis raíces de Kansas van lejos.   

Mis abuelos sirvieron durante la Segunda Guerra Mundial.  Él era soldado en el ejército de Patton; ella trabajaba en la cadena de montaje de aviones bombarderos.  Los dos juntos compartían el optimismo de una nación que triunfó sobre la Gran Depresión y sobre el fascismo.  Ellos tenían fe en un país en que el trabajo duro obtenía resultados, y donde se recompensaba la responsabilidad, y donde todo el que lo intentara podía salir adelante, independientemente de quién uno fuera, de donde viniera, y de cuáles fueran sus antecedentes.  (Aplausos.)
Y estos valores dieron lugar a la mayor clase media y a la economía más sólida que el mundo jamás haya conocido.  Fue aquí en los Estados Unidos que los trabajadores más productivos y las compañías más innovadoras generaban los mejores productos del mundo.  ¿Y saben qué?  Todas las personas en Estados Unidos compartían ese orgullo y ese éxito; desde los que estaban en las oficinas ejecutivas hasta los que ocupaban posiciones administrativas de mediano nivel hasta los que trabajaban en una fábrica. (Aplausos.)  Es decir, que uno podía tener cierta confianza en que, si uno hacía su mayor esfuerzo, podía ganar lo suficiente para criar a su familia y enviar a sus hijos a la escuela y tener cubierto su seguro médico, así como guardar un poco para la jubilación. 

Actualmente, seguimos teniendo en nuestro país los trabajadores más productivos del mundo.  Seguimos teniendo aquí las compañías más innovadoras del mundo.  Sin embargo, para la mayoría de los estadounidenses, el negocio básico que hizo grande a este país ha desaparecido.  Mucho antes de que sintiéramos la recesión, el trabajo duro dejó de recompensar a mucha gente. Cada vez menos de la gente que contribuyó al éxito de nuestra economía se beneficiaba realmente de ese éxito.  Aquellos que se encuentran en la cima de la sociedad se hicieron cada vez más ricos como producto de sus ingresos y sus inversiones, realmente más ricos que nunca antes.  Pero, todos los demás sufrían con los costos que se incrementaban y sueldos que no aumentaban; demasiadas familias se encontraron en una situación de acumular una deuda sobre otra sólo para mantenerse a flote. 

Pues así, durante muchos años, las tarjetas de crédito y los préstamos sobre el valor líquido de las viviendas encubrieron esa dura realidad.  Sin embargo, en el año 2008, la casita de papel se derrumbó.  Todos conocemos bien la historia: Se vendieron hipotecas a gente que no podía pagarlas, e incluso a veces ni siquiera entenderlas.  Los bancos y los inversionistas permitieron que se siguiera empaquetando el riesgo y se vendiera.  Eran apuestas gigantescas, así como bonos gigantescos, ganados poniendo el dinero de otra gente en juego.  Se suponía que los reguladores nos advirtieran sobre los peligros de todo esto, pero se hicieron de la vista gorda o simplemente no tenían autoridad para darle un vistazo a la situación. 
Eso estuvo muy mal.  Combinó la avaricia desmedida de unos cuantos con la irresponsabilidad que permeaba el sistema.  Por lo tanto, hundió a la economía y al mundo en una crisis de la que aun seguimos luchando por recuperarnos.  Esto cobró los trabajos y las viviendas y la seguridad básica de millones de personas; gente inocente y trabajadora que había cumplido sus responsabilidades y sin embargo quedaron cargando el muerto. 

Y, desde entonces, ha habido un debate incontenible sobre la mejor manera de restablecer el crecimiento y la prosperidad, restablecer el equilibrio, y restablecer la justicia.  A través de todo el país, ha suscitado protestas y movimientos políticos; desde el partido de té hasta la gente que ha estado tomando las calles de Nueva York y otras ciudades.  Esto ha dejado a Washington en un estado casi constante de paralización.  Ha sido el tema de discusiones acaloradas y a veces pintorescas entre los hombres y mujeres que están postulados para ser presidente.  (Risas.)   

Sin embargo, Osawatomie, éste no es simplemente otro debate político.  Éste es el asunto determinante de nuestra época.  Éste es un momento decisivo para la clase media, y para todos que están luchando para llegar a la clase media.  Porque lo que está en juego es si éste será un país en que la gente trabajadora puede ganar lo suficiente para criar a su familia, guardar unos ahorros modestos, ser dueña de su casa, y asegurar su jubilación. 

Ahora bien, en medio de este debate, hay algunos que aparentemente padecen de un tipo de amnesia colectiva.  Después de todo lo sucedido, después de la peor crisis económica, la peor crisis financiera desde la Gran Depresión, ellos quieren regresar a las mismas prácticas que nos hicieron caer en este enredo.  De hecho, quieren regresar a las mismas políticas que le colocaron la trampa a la clase media durante demasiados años.  Y su filosofía es sencilla: Nosotros estamos mejor cuando todos quedan para valérselas por su cuenta y jugar bajo sus propias reglas. 

Yo estoy aquí para decirles que ellos están equivocados.  (Aplausos.)  Estoy aquí en Kansas para reafirmar mi fuerte convicción de que somos mejor estando todos juntos que cuando estamos cada uno por su cuenta.  Creo que este país tiene éxito cuando todos tienen una oportunidad justa, cuando todos hacen la parte que les corresponde, cuando todos juegan bajo las mismas reglas.  (Aplausos.)  Éstos no son valores demócratas ni valores republicanos.  Ni tampoco son valores del 1 por ciento ni del 99 por ciento.  Estos son los valores de los Estados Unidos.  Y tenemos que recuperarlos.  (Aplausos.)  
La realidad es que ésta no es la primera vez que Estados Unidos ha enfrentado esta disyuntiva.  A principios del siglo pasado, cuando una nación de granjeros se estaba convirtiendo en el gigante industrial del mundo, tuvimos que decidir: ¿Queríamos conformarnos con un país en que la mayoría de los nuevos ferrocarriles y fábricas estaban controlados por unos cuantos monopolios gigantes que mantenían los precios altos y los salarios bajos?  ¿Íbamos a permitir que nuestros habitantes e incluso nuestros niños trabajaran horas inhumanas en condiciones que eran peligrosas y malsanas?  ¿Íbamos a restringir la educación a unos cuantos privilegiados?  Porque había gente que pensaba que la desigualdad masiva y la explotación de la gente era simplemente el precio que se paga por el progreso. 

Theodore Roosevelt no estuvo de acuerdo. Era el hijo republicano de una familia adinerada. Elogió a los capitanes de la industria sus logros en la creación de trabajos y el crecimiento de la economía. Creyó entonces en lo que seguimos reconociendo como cierto hoy, que el mercado libre es el mayor motor del progreso económico de la historia humana. Nos ha llevado a una prosperidad y a un nivel de vida sin paralelos en el resto del mundo.
Pero Roosevelt también sabía que el mercado libre nunca ha sido una licencia para quitar libremente todo lo posible del mayor número posible.  (Aplausos.)  Entendió que el mercado libre funciona solo cuando hay reglas en común que aseguren una competencia leal, libre y honesta.  Y por eso desconcentró los monopolios, forzando a esas empresas a competir por los consumidores con mejores servicios y mejores precios. Y todavía hoy tienen que hacerlo.  Luchó para asegurar que los negocios no pudieran sacar ganancias mediante la explotación de niños o mediante la venta de alimentos o medicamentos peligrosos. Y todavía hoy no pueden hacerlo.   

Y en 1910, Teddy Roosevelt vino aquí a Osawatomie y detalló su visión de lo que llamaba un Nuevo Nacionalismo. “Nuestro país”, dijo, “... no significa nada si no significa el triunfo de la verdadera democracia... de un sistema económico bajo el cual a cada hombre se le garantice la oportunidad de demostrar lo mejor de que es capaz”.  (Aplausos.)  
Bueno, por haber dicho esto, a Roosevelt lo llamaron radical. Lo llamaron socialista -- (risas) -- hasta comunista.  Pero hoy somos una nación más rica y una democracia más fuerte gracias a las ideas para las que él luchaba en su última campaña: una jornada laboral de ocho horas y un salario mínimo para las mujeres -- (aplausos) -- seguros para los desempleados y para los ancianos, y los discapacitados, reformas políticas y un impuesto progresivo sobre los ingresos.  (Aplausos.)
     Hoy, más de 100 años después, nuestra economía ha pasado por otra transformación. Durante las últimas décadas, importantes avances en la tecnología han permitido a las empresas hacer más con menos, y la tecnología también les ha facilitado armar negocios y contratar personal en cualquier parte del mundo que deseen. Y muchos de ustedes conocen, de primera mano, las dolorosas alteraciones que esto ha supuesto para muchos estadounidenses.   

Las fábricas de las que la gente pensaba jubilarse, de un momento a otro se trasladaron a tierras de ultramar, donde los trabajadores cobraron menos. Las fundidoras que antes requirieron 100 -- o sea 1,000 empleados, ahora pueden hacer el mismo trabajo con 100 empleados y, así, las despedidas, en demasiados casos, se vuelven permanentes, y no una mera parte transitoria del ciclo económico.  Y estos cambios no afectaron solo a los obreros. Si usted antes era cajero en un banco, operador telefónico o agente de viajes, vio como se reemplazaron a muchos de su profesión por cajeros automáticos y por el Internet. 
Hoy, hasta los trabajos especializados, como los contadores o los mandos medios, pueden subcontratarse a países como China o India. Y si tiene un trabajo que puede realizarse a menor costo por computadora o por alguien en otro país, no tiene mucho en que apoyarse al momento de pedirle al jefe una alza salarial o mejores beneficios laborales, especialmente ahora que son menos los estadounidenses afiliados a un sindicato.

Bueno, justo como había en la época de Teddy Roosevelt, hay ciertas personas en Washington que, durante las últimas décadas, han querido responder a estos problemas económicos con las mismas ideas de siempre: “El mercado se encargará de arreglarlo todo”, nos dicen.  Si solo revocáramos más reglamentos y redujéramos más los impuestos -- especialmente para los ricos -- nuestra economía se fortalecería. “Claro”, nos “dicen, habrá ganadores y perdedores. Pero si prosperan mucho los ganadores, luego con el tiempo el trabajo y la prosperidad irán filtrándose a los demás. Y”, continuando su argumento, “aun si la prosperidad no se filtra, bueno, eso es el precio de la libertad”.
Bueno, es una teoría simple. Y hay que reconocer que es una teoría que incorpora  nuestro fuerte individualismo y nuestro sano escepticismo hacia un gobierno demasiado grande. Esto está en el ADN de Estados Unidos. Y es una teoría que cabe muy bien en una pegatina de parachoques.  (Risas.)  Pero el problema es el siguiente: No funciona.  Nunca ha funcionado.  (Aplausos.)  No funcionó cuando la intentaron durante la década anterior a la Depresión.  No fue el motor de los increíbles economías de alza de la posguerra en los 50 y los 60.  Y no funcionó cuando la intentamos en la década más reciente.  (Aplausos.)  Es decir, y hay que entenderlo, no es como si nunca hubiéramos intentado aplicar esta teoría. 

Recuerden que en esos años, en 2001 y 2003, el Congreso aprobó dos de las reducciones de los impuestos a los ricos más costosas de la historia.  ¿Y adónde nos llevaron? Al más lento crecimiento en los puestos de empleo en medio siglo.  A déficits masivos que nos han hecho mucho más difícil costear las inversiones que permitieron el crecimiento de este país y que ofrecieron la seguridad básica que permitió a millones de estadounidenses entrar en la clase media y mantenerse ahí -- inversiones como la educación y la infraestructura, la ciencia y la tecnología, Medicare y el Seguro Social. 
Recuerden que en esos mismos años, gracias a algunas de las mismas personas que ahora controlan el Congreso, tuvimos un sistema reglamentario débil y poca supervisión, ¿y adónde nos llevó?  A compañías de seguros que alzaron las primas de seguro con impunidad y que denegaron la atención a los pacientes enfermos, a bancos hipotecarios que engañaron a las familias para que compraran casas por encima de sus posibilidades, a un sector financiero donde la irresponsabilidad y la falta de una supervisión básica por poco destruyeron por completo nuestra economía. 

Simplemente no nos podemos permitir regresar a estas teorías económicas de “cuídate tú solo” si vamos a estar serios en nuestra intención de re fortalecer a la clase media en este país. (Aplausos.)  Sabemos que no lleva a una economía fuerte. Lleva a una economía que invierta demasiado poco en su población y en su futuro.  Sabemos que no lleva a una prosperidad que se filtra.  Lleva a una prosperidad de la que gozan cada vez menos de nuestros ciudadanos.  

Miren las estadísticas.  En las últimas décadas, los ingresos promedio del uno por ciento superior han subido más del 250 por ciento, a $ 1.2 millones por año.  No estoy hablando de millonarios, de personas que tienen un millón de dólares.  Estoy hablando de las personas que ganan un millón de dólares todos los años.  Para la centésima parte superior del uno por ciento superior, los ingresos promedio anuales son de $ 27 millones por año.  El director general promedio que antes ganaba 30 veces más del salario de sus trabajadores ahora gana 110 veces más de ese salario. Y, sin embargo, durante la última década, los ingresos de la mayoría de los estadounidenses se han reducido, en términos reales, en un 6 por ciento.
Ahora, una desigualdad así -- que alcanza un nivel no visto desde la Depresión -- nos perjudica a todos.  Cuando las familias de clase media ya no pueden comprar los bienes y servicios que venden las empresas, cuando las personas no pueden mantenerse en la clase media, afecta a toda la economía, de arriba a abajo.  Estados Unidos fue fundado a base de la idea de una prosperidad amplia, de consumidores fuertes por todo el país.  Es por eso que un director general como Henry Ford adoptó la intención de pagar a sus trabajadores lo suficiente para permitirles comprar los carros que él fabricaba.  Es por eso, también, que un estudio reciente demostró que los países con los menores índices de desigualdad suelen tener un crecimiento económico más fuerte y más estable a largo plazo

La desigualdad también distorsiona nuestra democracia.  Les permite una voz desbordante a los pocos que puedan permitirse contratar a cabilderos bien pagados y hacer donaciones ilimitadas a campañas electorales, y pone a nuestra democracia en riesgo de ser comprada por el mejor postor.  (Aplausos.)   Produce en todos una sospecha justificada de que el sistema en Washington va en su contra y que nuestros representantes elegidos no buscan servir los mejores intereses de la mayoría de los estadounidenses.  

Pero está en riesgo algo aun más fundamental.  Una desigualdad de este tamaño convierte en mentira la promesa fundamental de Estados Unidos: que esto es un lugar donde uno puede alcanzar el éxito si está dispuesto a hacerel intento.  Decimos a la gente -- decimos a nuestros niños -- que en este país, aun si nace sin nada, si trabaja mucho podrá entrar en la clase media.  Les decimos que los niños de ellos tendrán la oportunidad de tener aun más éxito que ellos.  Es por eso que, históricamente, han venido tantos inmigrantes de todo el mundo a nuestras costas. 

Y, sin embargo, durante las últimas décadas, los escalones en la escalera de la oportunidad se han hecho cada vez más distantes y la clase media se ha reducido.  Por ejemplo, unos pocos años después de la Segunda Guerra Mundial, un niño que nació en la pobreza tenía una posibilidad un poco mayor del 50 por ciento de entrar en la clase media como adulto.  Para 1980, esa posibilidad había caído a más o menos un 40 por ciento.  Y si sigue la tendencia de aumento en la desigualdad de las últimas décadas, se estima que un niño nacido hoy solo tendrá una posibilidad en tres de entrar en la clase media -- un 33 por ciento. 
Ya es bastante desalentador que haya millones de familias trabajadoras en este país que ahora se ven forzadas a llevar a sus niños a un banco de alimentos para obtener una comida decente.  ¿Pero la idea de que esos niños pudieran nunca tener la posibilidad de superar esa situación, y entrar otra vez en la clase media, sin importar cuánto trabajan?  Eso no tiene excusa.  Es injusto.  (Aplausos.)  Va en contra de todos nuestros valores.  (Aplausos.)

Pues bien, afortunadamente eso no es un futuro que tenemos que aceptar, porque hay otra visión de cómo podemos construir una clase media fuerte en este país -- una visión que está mejor alineada con nuestros valores históricos, una visión que fue aceptada, en el pasado, por personas en ambos partidos políticos durante más de 200 años. 
No es una visión que dice que de alguna manera debemos volver a la tecnología del pasado o erigir un muro alrededor de los Estados Unidos.  No es una visión que dice que debemos penalizar las ganancias o el éxito, ni pretender que el gobierno sabe como arreglar todos los problemas de la sociedad.  Es una visión que dice que en los Estados Unidos somos mejores juntos -- cuando todos actúan de manera justa y todos tienen una buena oportunidad y todos aportan lo suyo.  (Aplausos.)   

Entonces, ¿qué significa esto para el restablecimiento de la seguridad de la clase media en la economía de hoy?  Bueno, comienza por asegurar que todos en Estados Unidos tengan una buena oportunidad de tener éxito.  Lo cierto es que nunca vamos a poder competir con otros países a base de cuál país es el mejor para permitir a las empresas pagar los sueldos más bajos, o cuál es el mejor para desarticular los sindicatos laborales, o cuál es el mejor para permitir a las empresas contaminar el medio ambiente lo más que quieran.  Eso es una carrera a la baja que no podemos ganar, y no deberíamos querer ganar esa carrera.   (Aplausos.)  Esos países no tienen una clase media fuerte.  No tienen nuestro nivel de vida. 

La carrera que sí queremos ganar, la carrera que sí podemos ganar, es la carrera hacia lo alto -- la carrera hacia buenos trabajos que paguen bien y ofrezcan seguridad a la clase media.  Las empresas crearán esos empleos en los países con los trabajadores más especializados y mejor educados, con el transporte y la comunicación más avanzados y con el mayor compromiso con la investigación y la tecnología. 
El mundo se está cambiando a una economía de innovación y nadie maneja mejor la innovación que los Estados Unidos.   No hay nadie que lo haga mejor.  (Aplausos.)  Nadie tiene mejores colegas.   Nadie tiene mejores universidades.   Nadie tiene mayor diversidad de talento e ingenuidad.   Ni los trabajadores o emprendedores de nadie más cuentan con tanto impulso u osadía. Nuestras fortalezas de siempre concuerdan perfectamente con las demandas del momento.  

Pero tenemos que encontrarnos con el momento.  Tenemos que mejorar nuestro juego.  Tenemos que recordar que solamente podemos hacerlo si lo hacemos juntos.  Empieza con hacer que la educación sea una misión nacional-- una misión  nacional. (Aplausos.)Gobierno y negocios, padres de familia y ciudadanos. En esta economía, una educación superior es la ruta más segura para la clase media.  La tasa de desempleo para los estadounidenses con una carrera universitaria es de casi la mitad del promedio nacional.   Y sus ingresos son dos veces más altos que los de aquellos que no cuentan con un diploma de preparatoria.  Esto quiere decir que no deberíamos estar despidiendo a buenos maestros ahora -- deberíamos estar contratándolos.  (Aplausos.)  No deberíamos de esperar menos de nuestras escuelas, deberíamos estar esperando más.   (Aplausos.)  No deberíamos estar haciendo que el ir a la universidad sea cada vez más difícil-- deberíamos ser un país en donde todos tengan la oportunidad de ir y que no tengan que acumular una deuda de $100,000 solamente porque fueron.    (Aplausos.)  

En la economía de innovación de hoy, también necesitamos un compromiso de clase mundial hacia la ciencia y la investigación, la siguiente generación de manufactura de alta tecnología.   Nuestras fábricas y nuestros trabajadores no deberían estar inactivos.  Deberíamos de estar dando la oportunidad a la gente para que adquieran nuevas destrezas y capacitación en los colegios comunitarios, para que puedan aprender cómo hacer aeroturbinas y semiconductores y baterías de alta potencia.  Y por cierto, si no tenemos una economía edificada sobre burbujas y especulación financiera, apoco no todos nuestros mejores y más brillantes gravitarían hacia una carrera en la banca y las finanzas.  (Aplausos.)  Porque si queremos una economía con una construcción duradera, necesitamos más de esa gente joven involucrada en ciencia e ingeniería.  (Aplausos.)  Este país no debe conocerse por malas deudas y ganancias falsas.  Nos deben conocer por crear y vender productos en todo el mundo que llevan el sello con tres orgullosas palabras: Hecho en los Estados Unidos. (Aplausos.)      

En la actualidad, los fabricantes y otras empresas están estableciendo negocios en los lugares que tienen la mejor infraestructura para enviar sus productos, mover sus trabajadores y comunicarse con el resto del mundo.  Y es por eso que más de 1 millón de trabajadores de la construcción que perdieron sus empleos cuando el mercado de bienes raíces colapsó, no deben estar sentados en casa sin nada que hacer. Deben estar reconstruyendo nuestras carreteras y nuestros puentes, colocando vías ferroviarias y banda ancha más rápidas, modernizando nuestras escuelas --(Aplausos.) -- todas las cosas que están haciendo otros países para atraer buenos empleos y negocios hacia sus costas.     
Sí, las empresas y no el gobierno, siempre serán el generador principal de buenos empleos con ingresos que levantan a la gente a la clase media y la mantienen ahí.  Pero como nación, siempre nos hemos unido a través de nuestro gobierno, para ayudar a crear las condiciones en donde los trabajadores y las empresas pueden triunfar. (Aplausos.)  Esto no ha sido una idea partidaria históricamente.  Franklin Roosevelt trabajó con los demócratas y republicanos para dar a los veteranos de la Segunda Guerra Mundial -- incluyendo mi abuelo Stanley Dunham -- la oportunidad de ir a la universidad con la propuesta de ley  G.I.  El presidente republicano Dwight Eisenhower, un orgulloso hijo de Kansas -- (Aplausos.) -- fue el que empezó el Sistema Interestatal de Autopistas, y duplicó la ciencia e investigación para mantenerse a la delantera de los soviéticos.  

Está claro que estas inversiones productivas cuestan dinero.  No son gratis.  Así que todos hemos pagado por estas inversiones al pedirles a todos que hagan lo que les corresponde.  De hecho, si tuviéramos recursos ilimitados, nadie tendría que pagar impuestos y nunca tendríamos que recortar el gasto.   Pero no tenemos recursos ilimitados.  Así que tenemos que fijar prioridades.  Si queremos una clase media más fuerte, entonces nuestro código impositivo debe reflejar nuestros valores.  Tenemos que tomar opciones.  
Y hoy, esa opción está muy clara.  Reducir nuestro déficit, ya firmé casi $1 billón de recortes de gastos en leyes y he propuesto más billones, incluyendo reformas que reducirían los costos de Medicare y Medicaid.  (Aplausos.)  

Pero para poder cerrar estructuralmente el déficit, y poner la casa fiscal en orden, tenemos que decidir cuáles son nuestras prioridades.  Y ahora, inmediatamente, a corto plazo, necesitamos ampliar un recorte de impuestos de nómina que está programado para vencerse a fin del mes.  (Aplausos.)  Si no lo hacemos, 160 millones de estadounidenses, incluyendo la mayoría de la gente presente aquí, verá como sus impuestos suben en un promedio de $1,000 a partir de enero y debilitará gravemente nuestra recuperación.  Eso es a corto plazo.   

A largo plazo, fundamentalmente tenemos que volver a pensar más sobre nuestro sistema tributario.  Tenemos que preguntarnos: ¿Queremos invertir en cosas que necesitamos como educación e investigación y manufactura de alta tecnología -- todas las cosas que nos hacen una súper potencia?  O ¿queremos mantener las ventajas fiscales para los estadounidenses ricos en nuestro país?  Porque no podemos darnos el lujo de las dos.  La política no se trata de eso.  Es simplemente matemáticas.  (Risas y aplausos.) 

Bien, hasta ahora, la mayoría de los amigos republicanos en Washington se han negado bajo cualquier circunstancia a pedir a los estadounidenses ricos que pasen a la misma tasa impositiva que pagaban cuando Bill Clinton era presiente.  Así que hagamos un viaje por el baúl de los recuerdos.   

Tengan en cuenta, que cuando el presidente Clinton propuso estos aumentos tributarios, la gente del Congreso predijo que esto mataría empleos y llevaría a otra recesión.  En lugar de eso, nuestra economía creció en casi 23 millones de empleos y eliminamos el déficit.  (Aplausos.)  Hoy, los estadounidenses ricos están pagando los impuestos más bajos que se han pagado en más de medio siglo.  Y no es igual que a principios de los años 50, cuando la tasa superior impositiva era de más del 90 porciento.  Ni tampoco es como a principios de los años 80, cuando la tasa superior impositiva era de casi 70 porciento.   Bajo el presidente Clinton, la tasa superior impositiva era de casi el 39 porciento.   Hoy, gracias a lagunas jurídicas y amparos, un cuarto de todos los millonarios pagan hoy tasas impositivas más bajas que las que pagan millones de ustedes, millones de familias de la clase media.  Algunos billonarios tienen incluso una tasa impositiva tan baja como del 1 porciento.  Uno porciento. 

Esta es la altura de la injusticia.  Está mal.   (Aplausos).  Está mal que en los Estados Unidos de América, un maestro o enfermera o un trabajador de la construcción, que tal vez ganan $50,000 al año, deban pagar una tasa impositiva mayor a la de alguien que está en el rango de $50 millones.   (Aplausos.)  Está mal que la secretaria de Warren Buffett pague una tasa impositiva más alta que Warren Buffett.  (Aplausos.)  Y por cierto, Warren Buffett está de acuerdo conmigo.  Al igual que la mayoría de los estadounidenses -- demócratas, independientes y republicanos.  Y sé que muchos de nuestros ciudadanos más ricos estarán de acuerdo en contribuir un poco más si esto implica reducir el déficit y fortalecer la economía que hizo posible su éxito.     
Esto no se trata de una guerra de clases sociales.  Se trata del bienestar de la nación.  Se trata de tomar las opciones que beneficien no solo a la gente que le ha ido fantástico en las últimas décadas, sino que beneficie a la clase media, y aquellos que están peleando por entrar a la clase media, y a toda la economía.   
Finalmente, una fuerte clase media sólo puede existir en una economía en donde todos juegan bajo las mismas reglas, desde Wall Street hasta los ciudadanos comunes.  (Aplausos.)  Igual de exasperante como fue para todos nosotros rescatar a los principales bancos del colapso, no sólo porque el estallido de una crisis financiera nos hubiera enviado a todos a una segunda depresión, sino porque necesitamos de un sector financiero fuerte y saludable en este país.  

Pero parte del trato fue que no regresarían a hacer sus negocios de la manera en que lo hacían.   Y es por eso que el año pasado establecimos nuevas reglas en el camino que se vuelven a enfocar en el sector financiero sobre lo que debe ser el núcleo de sus propósitos:   ofrecer capital a emprendedores con las mejores ideas, y proporcionar financiamiento a millones de familiar que quieren comprar una casa o enviar a sus hijos a la universidad.  

Ahora, todavía no llegamos ahí, y los bancos están peleando a cada pulgada del camino.  Pero ya estamos implementando algunas de estas reformas.  

Si usted es un banco grande o una institución financiera en riesgo, ahora tiene que escribir un "testamento vital" que muestre a detalle exactamente cómo pagará las facturas si falla, de manera que los contribuyentes no se encuentren en el anzuelo por los errores de Wall Street.   (Aplausos.)  También se establecieron límites sobre el tamaño de bancos y nuevas habilidades para que los reguladores desmantelen una firma que se va de pique.   La nueva ley prohíbe a los bancos hacer apuestas riesgosas con los depósitos de sus clientes, y quita bonos y salarios grandes a directores fallidos, y le da a los accionistas voz sobre los salarios ejecutivos.   

Esta es la ley que aprobamos.   Ahora estamos en el proceso de implementarla.  Todo esto se está poniendo en su lugar mientras hablamos.  Ahora, a menos que usted sea una institución financiera con un modelo empresarial basado en quebrantar la ley, engañar a los consumidores y hacer apuestas arriesgadas que pueden dañar a toda la economía, entonces no tienen nada que temer con estas nuevas reglas.  

Puede que algunos de ustedes sepan que mi abuela trabajo como banquero la mayoría de su vida -- y subió por la jerarquía, empezó como secretaria y acabó siendo vicepresidente de un banco.   Y sé por parte de ella, y sé por parte de todas las personas con las que he entrado en contacto, que la vasta mayoría de los banqueros y profesionales de las instituciones financieras quieren hacer lo correcto por sus clientes.   Quieren tener reglas establecidas que no los ponga en desventaja al tratar de hacer lo correcto.   Y aun así, los republicanos en el Congreso están peleando duro para asegurar que no se obligue el cumplimiento de estas reglas.  

Les voy a dar un ejemplo específico.   Por primera vez en la historia, las reformas que hemos aprobado colocan al consumidor como el organismo regulador encargado de proteger a diario a los estadounidenses, para que no se tome ventaja de ellos por parte de prestamistas hipotecarios o prestamistas de cheques de día de pago o recolectores de deudas.   Y el hombre que nominamos para este puesto, Richard Cordray, es un ex-procurador general de Ohio que tiene el apoyo de la mayoría de los procuradores, demócratas y republicanos, en todo el país.   Nadie dice que no está calificado.

Pero los republicanos en el Senado se niegan a confirmarlo para el puesto; se niegan a dejarlo que haga su trabajo.  ¿Por qué?  ¿Alguien piensa que el problema que nos condujo a nuestra crisis financiera fue mucho descuido de los prestamistas hipotecarios o recolectores de deuda?

AUDIENCIA: ¡No!
EL PRESIDENTE:   Claro que no.   Cada día que no tenemos un organismo regulador del consumidor es un día más en que un estudiante, un ciudadano de la tercera edad, o un miembro de las Fuerzas Armadas -- porque son muy vulnerables a este tipo de cosas -- sean engañados para aceptar un préstamo que no pueden costear -- algo que pasa todo el tiempo.   Y el hecho es que las instituciones financieras tienen suficientes grupos de presión que vigilan sus propios intereses.  Los consumidores merecen tener a alguien cuyo trabajo sea cuidar de ellos.  (Aplausos.)  Y tengo la intensión de asegurarme de que lo tengan.  Aplausos.)  Y quiero que me escuchen, Kansas: Voy a vetar cualquier esfuerzo de retrasar o desmantelar las nuevas reglas que hemos colocado.  (Aplausos.)

No deberíamos estar debilitando la vigilancia y la rendición de cuentas.  Deberíamos estar fortaleciendo la vigilancia y la rendición de cuentas.  Les doy otro ejemplo.  Con demasiada frecuencia hemos visto a empresas de Wall Street violar leyes principales antifraude, porque las sanciones son demasiado débiles y no hay castigo por repetir la misma ofensa. No más. Voy a pedir legislación que hace que las sanciones cuenten, de modo que las empresas no vean el castigo por violar la ley como sólo el precio de hacer negocios. (Aplausos.)

El hecho es que esta crisis ha dejado un enorme déficit de confianza entre Main Street y Wall Street.  Y los principales bancos que fueron rescatados por los contribuyentes de impuestos tienen la obligación de hacer un esfuerzo adicional para ayudar a eliminar ese déficit de confianza.  Como mínimo, deben poner remedio a los abusos del pasado de hipotecas que provocaron la crisis financiera.  Deberían estar esforzándose por mantener a los propietarios responsables en sus casas.  Vamos a seguir presionándoles a dar más tiempo a los propietarios desempleados a buscar trabajo sin tener que preocuparse de perder su casa inmediatamente.
Los bancos grandes deben incrementar el acceso a las oportunidades de refinanciación para prestatarios que aun no se han beneficiado de tasas de interés históricamente bajos.  Y los bancos grandes deben reconocer que, precisamente porque estas medidas responden al interés de familias de clase media y al de la economía en general, sino que también responden al interés financiero a largo plazo de los propios bancos.  Lo que será bueno para los consumidores a largo plazo será bueno para los bancos. (Aplausos.)

Invertir en cosas como la educación que da a todos la oportunidad de tener éxito.  Un código tributario que asegura que todos paguen su parte justa.  Y las leyes que garantizan que todo el mundo siga las reglas.  Eso es lo que va a transformar nuestra economía.  Eso es lo que va hacer crecer nuestra clase media otra vez.  Al final, la reconstrucción de esta economía basada en el juego limpio, una oportunidad justa y una participación equitativa requerirá que todos nosotros veamos que tenemos un interés en nuestro éxito mutuo. Y requerirá que todos nosotros asumamos cierta responsabilidad.

     Requerirá que los padres participen más en la educación de sus hijos.  Requerirá que los estudiantes a estudien más. (Aplausos.)  Será necesario que algunos trabajadores empiecen a estudiar de nuevo. Exigirá una mayor responsabilidad de los propietarios de viviendas para que no obtengan hipotecas fuera de su alcance monetario. Es necesario recordar que si algo parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo es.

Será necesario que aquellos de nosotros en el servicio público hagamos un gobierno más eficiente y más eficaz, más favorable al consumidor, más sensible a las necesidades de la gente.  Es por eso que estamos recortando programas que no necesitamos para pagar por aquellos que si necesitamos. (Aplausos.)  Es por eso que hemos hecho cientos de reformas normativas que les ahorrará miles de millones de dólares a las empresas.  Es por eso que no estamos solamente tirando el dinero a la educación, estamos retando a las escuelas a producir a las reformas más innovadoras y los mejores resultados.

Y requerirá que los dirigentes empresariales americanos entiendan que sus obligaciones no terminan con los accionistas. Andy Grove, el legendario y antiguo director ejecutivo de Intel, lo dijo mejor.  Él dijo: "Hay otra obligación que siento personalmente, ya que todo lo que he logrado en mi carrera, y mucho de lo que Intel ha logrado ... fue posible gracias a un clima de democracia, un clima económico y un clima de inversión proporcionados por los Estados Unidos".

     Esta obligación más amplia puede tomar muchas formas. En un momento en que el costo de la contratación de trabajadores en China está aumentando rápidamente, significa que más ejecutivos de empresas decidirán traer los trabajos de nuevo a Estado Unidos -- (aplausos) -- no sólo porque es bueno para los negocios, sino porque es bueno para el país que hizo su empresa y su éxito personal  posible. (Aplausos.)

 



Pienso en una empresa con sede en Warroad, Minnesota.  Se llama Marvin Windows and Doors.  Durante la recesión, los competidores de Marvin cerraron decenas de plantas, despidieron a cientos de trabajadores. Pero Marvin no despidió a ni un solo de sus 4,000 y tantos empleados – ni uno solo. De hecho, sólo han despedido a trabajadores una vez en más de cien años.  El abuelo del Sr. Marvin hasta  mantuvo a sus ocho empleados durante la Gran Depresión.

Ahora, en Marvin, cuando llegan los tiempos difíciles, los trabajadores acuerdan en renunciar a algunos beneficios y a parte de su paga, y también lo hacen los propietarios.  Como uno de los propietarios, dijo, "No puede uno crecer si recorta la fuente de vida – y eso lo es la habilidad y la experiencia que la fuerza de trabajo entrega".  (Aplausos.)  Para el director ejecutivo de Marvin, se trata de la comunidad. Él dijo, "Estas son personas con quienes fui a la escuela.  Vamos a la iglesia con ellos.  Los vemos en los mismos restaurantes.  De hecho, muchos de nosotros nos hemos casado con mujeres y hombres locales.  Podríamos estar en cualquier lugar, pero estamos en Warroad".

Así es como los Estados Unidos fue construido.  Es por eso que somos la mejor nación en la Tierra.  Eso es lo que nuestras mejores empresas entienden.  Nuestro éxito nunca ha sido solamente acerca de la supervivencia del más apto.  Se trata de construir una nación donde todos estamos en mejor situación.  Nos unimos. Cooperamos. Hacemos nuestro parte.  Creemos que el trabajar arduamente dará frutos, que la responsabilidad será recompensado, y que nuestros hijos heredaran un país donde estos los valores perdurarán.  (Aplausos.)

     Y esta es la creencia que inspiró a miles de estadounidenses a reunirse en Osawatomie -- (aplausos) -- tal vez incluso algunos de sus antepasados ​​- en un lluvioso día hace más de un siglo atrás.  En tren, en carreta, en calesa, en bicicleta, a pie, llegaron a escuchar la visión de un hombre que amaba a su país y estaba decidido a perfeccionarlo.

     "Todos somos americanos", Teddy Roosevelt les dijo ese día. "Nuestros intereses comunes son tan amplios como el continente".  En los últimos años de su vida, Roosevelt llevó consigo el mismo mensaje por todo el país, del pequeño Osawatomie al corazón de la ciudad de Nueva York, creyendo que sin importar a dónde fuera, sin importar con quién estaba hablando, todo el mundo se beneficiaría de un país en el que todos tienen una oportunidad justa. (Aplausos.)

Y así, bien adentrado en nuestro tercer siglo como nación, hemos crecido y hemos cambiado de muchas maneras desde la época de Roosevelt.  El mundo es más rápido y el campo de juego es más grande y los desafíos son más complejos. Pero lo que no ha cambiado - lo que nunca puede cambiar - son los valores que nos han llevado tan lejos.  Todavía tenemos un interés en el éxito mutuo. Todavía creemos que este debe ser un lugar donde se puede lograr si se hace el esfuerzo.  Y todavía creemos en las palabras de aquel hombre que pidió por un nuevo nacionalismo hace todos esos años, "La regla fundamental de nuestra vida nacional", dijo, "la norma que subyace a todas los demás - es que, en su conjunto, y a largo plazo, vamos a ascender o descender juntos.  "Y creo que Estados Unidos está en camino ascendiente”. (Aplausos.)
Gracias.  Que Dios los bendiga.  Que Dios bendiga a los Estados Unidos de América. (Aplausos.)

Notas: Con el discurso presentado por el presidente Bark Obama el 6 de Diciembre del 2011, en la escuela secundaria de Osawatomie en Kansas, nos dá un panorama muy claro de lo que se maneja con su equipo de trabajo, y un ambiente de como se analiza el efecto actual de la economía norteamericana y mundial, cuales fueron sus causas y sus consecuencias....saquen sus propias conclusiones.

Finmeccanica avala compras

El grupo italiano es investigado por la supuesta utilización de un ´fondo negro´ para sobornar a políticos.
LINA VEGA ABADIRENE HERNÁNDEZ
INVESTIGACIÓN. Detalle de la citación de la Procuraduría de Nápoles en relación a una investigación por corrupción internacional (artículo 322 bis del ´Código Penal´ italiano) relacionado con Valter Lavítola, Finmeccanica y Panamá
“.... A la luz de la solicitud efectuada por el Gobierno panameño a través de Usted [el embajador de Italia en Panamá, Giancarlo Cursio], me permito enviarle una nota en relación a la comprobada regularidad y transparencia de los susodichos contratos [entre el Gobierno panameño y las empresas del Grupo Finmeccanica], que le ruego cortésmente transmitir también al presidente Martinelli...”.

Lo anterior es, según un comunicado de la Presidencia, “el informe aclaratorio de Grupo Finmeccanica” firmado por Massimo Pugnali, responsable de Coordinación Comercial y Desarrollo de Mercados del conglomerado italiano, dirigido al embajador Cursio el 19 de enero de 2012, quien lo remitió un día después al Ejecutivo panameño.

Según el citado informe, Finmeccanica da fe de que “los equipos de las tres empresas del grupo, representan lo mejor que existe en el mercado, que corresponde plenamente a los requisitos exigidos por el Gobierno panameño y que sus precios son correctos”.

La llegada del informe fue anunciado en la mañana de ayer por el presidente, Ricardo Martinelli, que criticó a quienes han cuestionado los contratos con Finmeccanica, para la adquisición de 19 radares, 6 helicópteros y 1 mapa cartográfico digital, por $250 millones.

“Quiero decir que ya llegó la carta de Italia y ojalá todos los medios y aquellas personas que con mucho morbo y con mucha mala intención desinformaron todo lo que pasó con los radares, le den la misma prominencia que le dieron a todos los detractores que tanto daño hicieron”, comentó Martinelli con tono triunfalista.

Según el mandatario, las críticas hechas al costo de los equipos de seguridad surgieron porque “no podían criticar al individuo por las obras que hace... pero que me digan dónde hay aquí algo indebido para agarrarlo y meterlo preso”, añadió.

Investigaciones

El comunicado de la Presidencia omite un dato clave: la misma empresa que certifica la “regularidad y transparencia” de la contratación con Panamá es investigada por la Procuraduría de Nápoles, tras el hallazgo de un supuesto “fondo negro” producto de sobrefacturaciones, utilizado por el conglomerado empresarial italiano para sobornar a políticos y funcionarios de diversos países.

Estas investigaciones provocaron ya la renuncia del presidente de Finmeccanica Pier Francesco Guarguaglini y de su director de relaciones institucionales Lorenzo Borgogni; de la ejecutiva de Selex y esposa de Guarguaglini, Marina Grossi; de su director comercial Paolo Pozzessere, y del presidente de una filial del grupo en el Reino Unido Salvatore Metrangolo.

Además han sido arrestados el director técnico de Selex Manlio Fiore, y el administrador delegado de la sociedad Enav (también del grupo Finmeccanica) Guido Pugliese, por emitir facturas falsas.

Tampoco alude el comunicado de la Presidencia a la investigación por presunta corrupción internacional que vincula al exconsejero de Finmeccanica Valter Lavítola y funcionarios panameños aún por identificar (ver facsímil), en relación a la transacción con Panamá.

viernes, 20 de enero de 2012

Fundador de página de NinjaVideo condenado a 14 meses de prisión
 
 
AFP
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2012-01-20 — 6:30:00 PM El Departamento de Justicia estadounidense anunció este viernes que uno de los fundadores de la página de internet NinjaVideo.net, especializada según las autoridades en la oferta de videos ilegales, fue condenado a 14 meses de prisión.

Matthew Smith, de 24 años, se había declarado culpable en septiembre ante un tribunal federal de Alexandria, en las afueras de Washington.

Al término de su pena en prisión, Smith continuará bajo libertad vigilada durante dos años, deberá pagar más de 172.000 dólares de multa y entregar a las autoridades diversas cuentas bancarias y equipos informáticos.

Las autoridades estadounidenses anunciaron a comienzos de septiembre procesos contra cinco personas en total, una de ellas de origen griego, a las que acusaban de haber permitido a millones de internautas descargar ilegalmente copias de películas y programas de televisión de los que no poseían los derechos.

Entre febrero de 2008 y su cierre por parte de las autoridades en junio de 2010, la página NinjaVideo, que generaba ingresos publicitarios, había generado más de 500.000 dólares de ingresos, de los que Smith se habría quedado con 172.387 dólares.

La principal responsable de la página, Hana Amal Beshara, fue condenada el 6 de enero a 22 meses de prisión y a devolver 210.000 dólares. Otros tres cómplices esperan su sentencia.

La página ofrecía gratuitamente un gran catálogo de filmes, en algunos casos que aún no habían sido difundidos en salas.

La condena se anuncia al día siguiente del cierre de la página de intercambio de archivos en internet Megaupload y en medio de una polémica por una propuesta de ley antipiratería en Estados Unidos.

Vamos mal... pero estamos bien: I. Roberto Eisenmann, Jr.

Roberto Eisenmann, Jr.

¿Tiene sentido el título de este artículo? ... momentáneamente sí, porque con un crecimiento mayor del 10% en el año que terminó estamos bien, pero con la conversión de nuestra democracia en “cleptocracia” (gobierno dominado por personas con el trastorno mental caracterizado por el impulso de robar) obviamente vamos mal... muy mal.

Todos sabemos que no hay economía sin política, así es que falta poco para que las mayorías reconozcan lo que algunos –con mayor sentido de futuro– vemos venir. La secuela de negocios con dinero del Estado, más los ataques personales, los discursos en los que se insulta a empresarios, medios y ciudadanos, las amenazas a alcaldes para lograr renuncias... van dejando sin aliento al corazón de los creativos productores del país. El uso político (claramente comprobado) de las auditorías de la DGI golpea a diario a empresarios, incluso con amenazas gansteriles: “si pones abogado, te secuestramos la empresa”.

Todo acto de corrupción y abuso requiere de obscuridad. La multiplicación de casos en los que las víctimas de abusos fueron acalladas con amenazas tipo gánster fue lo que nos llevó a nosotros a tomar la decisión de romper el silencio y hacer conocer los abusos para darle alguna protección a las múltiples víctimas. Solo alumbrando la obscuridad con luz podemos colectivamente parar los abusos. Esta lucha no es sobre casos específicos. Esta lucha es por la necesidad de parar los abusos que pronto dañarán no solo la democracia, sino también la economía... que todavía está bien.

Estamos frente a un gobierno que nos traicionó en lo primario: la honestidad y la gobernabilidad democrática. Es un gobierno dominado por una cúpula de gente primitiva que considera que la votación histórica recibida por su campaña antipolítica les permite mandar a su antojo, con una ausencia total de ética. Sienten que esa votación les otorgó el derecho a secuestrar la democracia y servirse en forma insaciable del dinero del Estado, metiendo todas las manos. Van camino a ser el gobierno –en democracia– más corrupto de la historia de nuestro país.

No parecen entender –dedicados como están a un diario autodesprestigio– que esto conduce irremediablemente a una implosión que será trágica para el país. No parecen entender que la gente está llegando a un límite peligroso. Siguen ignorando el enrarecido entorno de poda de ilusiones que están creando.

Todavía hay tiempo para rectificar. Es hora de pegar el oído a tierra y escuchar. El país está exigiendo un radical golpe de timón... pero no hay peor sordo que el que no quiere oír.

Yo todavía siento que hay políticos honestos, que hay partidos en renovación que pueden hacer oposición sin ser irracionales ... y ya se siente que hay la posibilidad de una concertación mínima nacional entre panameños... en pro de la institucionalidad democrática.

Es la hora de la ciudadanía renovadora, pero el tiempo se acaba. Mañana es tarde.

jueves, 12 de enero de 2012

Mapa digital superaría $290 por kilómetro como parte del contrato con Finmecanica
Los escándalos por corrupción no paran con el gobierno de Martinelli.
IVANETH GONZÁLEZ G.
Según estimación del BID para América Central y el Caribe, el costo para un mapa digital sería por un máximo de $150 el kilómetro cuadrado 
 SEGURIDAD. El mapa tomará ortofotografías de todo el país Foto ilustrativa | La Estrella/Roberto Cisneros
 PANAMÁ. El escándalo del millonario contrato de Panamá y la empresa italiana Finmeccanica parece no acabar y es que el mapa cartográfico digitalizado que al gobierno panameño le costaría $22 millones de dólares prácticamente dobla el costo por kilómetro cuadrado en comparación con otros países de la región.

El consultor internacional de proyectos tecnológicos Javier Carranza citó recientemente en un artículo publicado en su página web www.geocensos.com un estudio del BID en Honduras, el cual hace una estimación por kilómetro cuadrado de cartografía digital que oscila entre los $50 y los $150; sin embargo, en Panamá el costo asciende a $291.32 por kilómetro cuadrado.

Carranza reconoce la importancia del sistema para garantizar mayor seguridad nacional por la posición geográfica de Panamá, el costo ha podido ser menor si se compara con otros países.
Franklin Oduber
El director de la ANATI aclaró que el mapa cuenta con tecnología de punta y superior a la de la región.
Sin sobrecostos
Aunque aseguró que no existen sobrecostos, Oduber niega haber comparado los precios de otros países.

martes, 10 de enero de 2012

En Panamá Las Instituciones Públicas No Son Transparentes

Suárez niega información pública sobre la cinta costera

El ministro de Obras Públicas no ha atendido el requerimiento de ´La Prensa´ para conocer el diseño, desglose y financiamiento de una obra de $776.9 millones.
Redacción de La Prensa
  
El Ministerio de Obras Públicas (MOP) ha vuelto a incumplir la ley de transparencia, al negarse nuevamente a entregar información sobre la cinta costera.

El despacho que dirige Federico José Suárez no ha atendido una solicitud de información pública que le dirigió el 4 de agosto de 2011 el entonces director de La Prensa, Fernando Berguido, “luego de varias solicitudes sin respuesta por nuestros periodistas”, para conocer el desglose de costos y diseños de la tercera fase de la cinta costera.

La Ley 6 de 2002 (“Ley de Transparencia”) señala que las instituciones tienen 30 días para proporcionar formalmente la información requerida, es decir, que Suárez tenía hasta el 4 de septiembre de 2011 para contestar la solicitud de La Prensa. No lo ha hecho aún. Tampoco ha atendido a los periodistas de este diario que en repetidas oportunidades le han solicitado esa misma información por correo electrónico, vía telefónica o personalmente.

La Ley 6 de 2002 señala que toda persona tiene derecho a pedir “sin necesidad de sustentar justificación o motivación alguna”, la información que esté en poder de las autoridades.

El secretismo de Suárez persiste, pese a que la obra fue adjudicada desde marzo pasado a la constructora de capital brasileño Norberto Odebrecht y a que ya se han elaborado tres estudios de impacto ambiental (EIA) sobre diferentes componentes del proyecto: el rompeolas “turístico”, la “nueva” Avenida de los Poetas y, por último, la interconexión de Los Poetas con la Avenida Balboa. Incluso, el MOP destinó más de un cuarto de millón de dólares para contratar ­de manera directa­ a la consultora Cinco Sentidos Productions, para que se encargue de divulgar el plan de reordenamiento vial, que incluye la cinta costera.

En su carta a Suárez, Berguido solicitó copia del contrato por $776.9 millones pactado con Norberto Odebrecht; las alternativas presentadas por la constructora; el desglose de los costos, y ubicación exacta de las obras y posibles rellenos. (Ver recuadro).

También se requirió una comparación de los costos entre las tres alternativas de interconexión vial: túnel, relleno o viaducto marino.

El MOP licitó el túnel y la experiencia previa en este tipo de obras subterráneas fue clave para la precalificación de los contratistas. Luego de adjudicada la obra, y sin que aún se sepan los costos ni razones, el Gobierno parece adelantar un viaducto dado que así consta en uno de los EIA entregados en diciembre pasado a la Autoridad Nacional del Ambiente.

No se ha informado por qué esta alternativa es la más conveniente ni por qué se ignoró un compromiso adquirido hace seis meses con la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) de suspender la obra hasta que un panel internacional de expertos examinara las opciones del túnel, relleno y viaducto.

Reincidencia

No es la primera vez que el MOP ­bajo distintas administraciones gubernamentales­ se resiste a entregar información pública sobre la cinta costera a La Prensa.

Cuando el gobierno de Martín Torrijos anunció que se rellenarían 35 hectáreas en Avenida Balboa, el MOP ­entonces dirigido por Benjamín Colamarco­ evitó entregar los planos, por lo que este diario presentó un hábeas data contra el ministro ante la Corte Suprema, el 6 de agosto de 2008.

En aquella época, el hoy presidente, Ricardo Martinelli ­que entonces buscaba votos como candidato de Cambio Democrático­, expresó su preocupación por la falta de transparencia del proyecto y se solidarizó con La Prensa en su esfuerzo por obtener la información pública.

Finalmente el MOP entregó información confusa, obsoleta y desactualizada.

En aquel entonces, Berguido, en nombre de La Prensa, también presentó un recurso de hábeas data a la Corte Suprema de Justicia para que se hiciera pública la información.

El fallo del pleno de la Corte, de octubre de 2009, fue contundente. Bajo la ponencia del magistrado Oydén Ortega, los magistrados concluyeron que Colamarco “vulneró el derecho de acceso a la información pública”, y ordenó la entrega de la información requerida.

“Esta superioridad advierte a los funcionarios que el artículo 7 de la Ley 6 de 2002 es claro en su precepto” –advirtió la Corte, recordándoles que no pueden admitirse excusas cuando las solicitudes son claras.

“El derecho de acceso a la información pública es consustancial a la libertad de pensamiento y de expresión, pues estas no se limitan al derecho de manifestarla públicamente, sino también al de buscarla”, resalta el fallo.
La historia se repite, tres años después.

 
(Con información de Aleida Samaniego, Didier Gil y Mónica Palm).

viernes, 6 de enero de 2012


Por $100 al mes laboran los menores de edad

informe señala que 60 mil 702 niños y adolescentes trabajan
En las regiones rurales viven unos 22 mil 593 niños y adolescentes trabajadores; 22 mil 226 en las comarcas; y 15 mil 883 en áreas urbanas.
VANNIE ARROCHA MORÁN
 


Según la Encuesta de Trabajo Infantil 2010, hay 45 mil 415 varones y 15 mil 287 féminas menores de edad ocupados en actividades económicas, que suman un total de 60 mil 702 personas de 5 a 17 años.
De ese total, el 28% (17 mil 300) de los menores trabajadores gana menos de $100 al mes.

El 56.6% de ellos labora en el sector agrícola; el 15% trabaja en el comercio; el 7.6% está insertado en el sector servicios; el 4.8% a la industria manufacturera; el 3.6% al transporte, almacenamiento y comunicaciones; y el 2.7% en servicio doméstico, etc.

En las regiones rurales viven unos 22 mil 593 niños y adolescentes trabajadores; 22 mil 226 en las comarcas; y 15 mil 883 en áreas urbanas.

Por grupo etario, el más ocupado es el que forman los jóvenes de 15 a 17 años: 30 mil 686; seguido por el conjunto de niños de 10 a 14 años, que suman un total de 24 mil 639. Y el que tiene menos población trabajadora es el grupo etario de 5 a 9 años, con 5 mil 377.

Dinero peligroso

El cruce de la vía Simón Bolívar (Transístmica) con la avenida 12 de Octubre está atestado de carros, buses, camiones y motos a toda hora. Cuando la luz verde se pone para algunos de los carriles, los vehículos arrancan a toda velocidad, y justo allí se encuentra Mariano, quien clasifica en el grupo de 10 a 14 años.
Tiene 13 años, pero por su tamaño y diminuta contextura, parece un niño de 8.

Seis días antes de Navidad comenzó a viajar desde Samaria, distrito de San Miguelito, a este punto, cargando con una botella plástica llena de agua y poco jabón más un pequeño rodillo.

Cada vez que la hilera de carros que viene de Pueblo Nuevo hacia la Transístmica se detenía, Mariano saltaba a la calle a empapar las ventanas de los automóviles. Varios conductores le dicen que no a su oferta. Otros se lo permiten. Una vez limpio el vidrio, “me dan lo que ellos quieran”.

Mariano alarga las palabras, entona una vocal, es decir habla con “tiempo”, como se dice en buen panameño.
Su progenitora sabe que está en la calle. “Mi mamá me dice que vaya pa´ la calle a sumá, después que no sea a robá...”.

Al que más dinero le dan es a su primo Enrique, de 9 años, quien parece un infante de 6 años. Entre los dos pueden ganar hasta 25 dólares al día, limpiando parabrisas y exponiéndose al peligro de la calle.

A pesar de que es prohibido que la comunidad infanto-juvenil trabaje en lavaautos, reciclaje, en casas de terceros, como chapistero, empacador o como secretario de bus, solo 26 ciudadanos del área metropolitana se animaron a denunciar, en 2011, este tipo de trabajo (clasificados como peligrosos, según el Decreto Ejecutivo No. 19 de 2006) a la Dirección nacional contra el trabajo infantil y protección de la persona adolescente trabajadora (Diretippat).

La jefa de esta dirección, Rosa Carrasco, explica que la función de empacador en supermercados está entre las labores no aceptadas porque los menores deben levantar bultos pesados.

Anota que el año pasado las trabajadoras sociales de Diretippat captaron a mil 628 niños y jóvenes trabajadores en el país. La provincia de Panamá, Bocas del Toro y la comarca Ngäbe-Buglé son las regiones donde esta dirección encontró más menores trabajadores en el momento de su visita.

Para la directora de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, Gloria Lozano de Díaz, el período de vacaciones escolares representa un aumento en el trabajo infantil.

De Díaz dice que descubrieron en la provincia de Panamá a 69 niños trabajando como buhoneros en las calles como limpiabotas, pescador y agricultor, durante el pasado mes de diciembre.

Para Carrasco, el problema del trabajo infantil empieza en la familia. “En la terminal de transporte de Bocas del Toro se mueve de todo: Hay alcohólicos que se tiran en la calle, adultos que no sabemos a qué actividades se dedican... Cómo así que se va todo el día el niño a limpiar zapatos. ¡Claro que están en riesgo!”. “Los padres son muy desprendidos de sus hijos”, asegura la abogada.

La violación sexual, el pandillerismo, la droga y el alcoholismo son algunas de las variables alrededor del trabajo infantil, asegura la trabajadora social Aichel Elías, funcionaria de Diretippat.

Según Elías, los retos que tienen son abolir el trabajo peligroso realizado por menores de 14 años y las peores formas de trabajo infantil.

12 mil 726 más que en 2000

La primera Encuesta de Trabajo Infantil hecha en Panamá en el año 2000 arrojó la estadística más baja: 47 mil 976. Aunque este estudio debe hacerse cada dos años, no se efectuó la segunda encuesta hasta 2008, cuando se contabilizó que la población infanto-juvenil trabajadora ascendió a un total de 89 mil 767.

Los 60 mil 702 menores trabajadores de la encuesta realizada en 2010 y presentada en diciembre pasado es inferior a la cifra (89 mil 767) de 2008; mas es mayor a la que se diagnosticó en 2000.

Elías menciona que un factor que dispara el incremento de 87% de 2000 al 2008 es que para el año en que se hizo la primera encuesta, la gente (tanto el personal técnico como la misma población) no identificaba bien el concepto de trabajo infantil.

“Para 2008 ya había un conocimiento más amplio de la temática. Eso influyó en que cuando se hizo la segunda encuesta, la gente ya podía identificar a un niño trabajador y podíamos llegar a esa población”, afirma.

La Encuesta de Trabajo Infantil 2010 indica que terminar la educación y comenzar a trabajar es lo que desea el 49.9% de la población ocupada de 5 a 17 años.

La próxima encuesta se hará en octubre, reveló la directora de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia.

Sanciones para padres y empresas

Comercios.

Cuando la Dirección Nacional de Inspección del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral realiza inspecciones a comercios y hay niños o adolescentes laborando, los casos son remitidos a la Secretaría Judicial de este ministerio, la que se encarga de establecer el monto de la sanción, por $500 y más.

Padres.

La sanción para los padres que inducen a sus hijos a hacer trabajos peligrosos es de tres a seis años de cárcel. La pena mayor es la pérdida de la patria potestad, indica Gloria Lozano de Díaz.