En Panamá no hay credibilidad en los Organos del Estado,
el gobierno vuelve a mentir, al tratar de hacer creer que el disparo que ocasionó la muerte del jóven Rodríguez Tugrí fué de un tiro de escopeta.Hay tres investigaciones abiertas, 2 de estas en Chiriquí, en las que se cuentan 119 detenidos (13 menores) acusados por delitos contra la seguridad colectiva, contra la libertad y contra la administración pública.
José OteroRubén Polanco
ESCENA DEL CRIMEN
Menos de 24 horas después de que el indígena Jerónimo
Rodríguez Tugrí cayera abatido tras recibir un disparo en el pecho
durante los operativos efectuados por la Policía Nacional en San Félix,
Chiriquí, para el despeje de la vía Interamericana, el Ministerio
Público (MP) certificó que ese tiro mortal fue realizado a corta
distancia con una escopeta.
En efecto, el MP difundió un
comunicado de prensa a las 5:48 p.m. de ayer –menos de 36 horas después
de la muerte de Rodríguez Tugrí, reportada a las 7:25 a.m. del domingo–
en el que confirmó que a esa hora ya se había practicado no solo la
autopsia al cadáver de la víctima, sino los peritajes de balística y
química forense necesarios para establecer el origen y la distancia del
disparo.
Según la nota, la necropsia fue realizada en la morgue de
David por el subdirector del Instituto de Medicina Legal y Ciencias
Forenses (Imelcf), José Vicente Pachar, y la médico Silvia de Bandel;
mientras que las experticias de química forense y balística en la
Subdirección de Criminalística de la entidad, en Panamá.
“...Las
muestras y evidencias extraídas al cadáver dieron como resultado que la
causa de la muerte fue por impacto de proyectil de escopeta efectuado a
cercana distancia”, dice la nota difundida en la tarde.
Pero ya en
la mañana, el ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, había informado
en medios televisivos y radiales que el disparo mortal de Rodríguez
Tugrí era de escopeta y no de las armas de la policía.
Inclusive,
en la conferencia de prensa efectuada en la Presidencia, a final de la
tarde del pasado domingo, Mulino adelantó que dicho disparo parecía de
escopeta o de un arma calibre .38, y que la policía, casualmente, había
detenido a indígenas con armas de esos calibres.
Celeridad increíble
Para
David Villarreal, quien trabajó 20 años en la extinta Policía Técnica
Judicial como investigador de criminalística y perito de balística, en
el corto tiempo en que se realizaron todas las experticias confirmadas
por el MP ayer pueden dejar muchas dudas.
Y es que, de acuerdo con
su experiencia, con la autopsia al cadáver de la víctima solo se pudo
determinar, en principio, las causas de la muerte, el diámetro de la
herida provocada por el paso del proyectil y si esta tuvo orificios de
entrada, salida o de ambos.
Si el disparo hubiese sido a próximo
contacto o quemarropa, como se le dice coloquialmente, incluso se
hubiese apreciado el quemado de la pólvora o un tatuaje alrededor del
orificio de entrada.
Para Villarreal, sin embargo, determinar el
calibre del proyectil y la distancia desde donde fue disparado requiere
de una serie de pruebas que evidentemente no son tan rápidas, pues
ameritan confirmaciones, pruebas y ensayos realizados con una escopeta
similar o con la propia arma asesina.
En este criterio coincide el
propio Pachar en su libro Lecciones de Medicina Legal, página 62,
referida a la distancia de los disparos: “si bien es cierto que la
distancia a la que se efectúa el disparo se puede establecer con cierta
certeza en base al aspecto de la lesión de entrada, una aproximación más
completa y correcta de este problema requiere del trabajo conjunto del
médico forense con los peritos de balística, quienes examinarán el arma
disparada y realizarán diferentes pruebas de disparos”.
Hasta la fecha, ni el MP ni la Policía Nacional han informado sobre la recuperación del arma homicida o de un arma similar.
Otros
expertos advierten, incluso, que los peritajes de balística no aportan
resultados concluyentes cuando se trata de escopetas, ya que estas no
dejan marcas o estrías en los proyectiles que luego puedan ser
comparados.
Aunque el comunicado del MP especifica que la autopsia
fue realizada en David, no informa si el cadáver de la víctima ya fue
entregado a sus familiares, como lo reclamaban estos desde el domingo.
Investigaciones
Hasta
ayer, el MP ha dado inicio a tres investigaciones relacionadas con las
protestas, una de estas a cargo de la Fiscalía Superior de Coclé y
Veraguas y las otras dos por la Fiscalía Segunda Superior de Chiriquí y
Bocas del Toro.
De acuerdo con el comunicado del MP, la Fiscalía
Auxiliar empezó el proceso a partir de informes presentados el jueves 2
de febrero por la Policía tras el cierre de la vía.
Al día siguiente, la Fiscalía Auxiliar comisionó a los otros dos referidos despachos, para darle seguimiento a los casos.
En
Veraguas, la investigación se efectúa de acuerdo con las reglas del
sistema penal acusatorio. No hay detenidos y ya declararon el director
de Política Exterior de la Cancillería, Juan Carlos Espinoza; el
director del Sistema Nacional de Protección Civil, Arturo Alvarado; y
dos funcionarios de esa entidad, básicamente en relación con la
situación de los nacionales y extranjeros a quienes se les “impidió el
libre tránsito y restringió el acceso a comida y agua”, producto del
cierre de la carretera.
Espinoza entregó a la Fiscalía documentos de las embajadas de Costa Rica y Argentina.
Mientras,
la Fiscalía Segunda Superior de Chiriquí y Bocas del Toro lleva el caso
de los 119 detenidos por las protestas hasta ayer, de estos 95 hombres,
11 mujeres y 13 menores de edad.
De los menores, 11 fueron
entregados a sus padres ayer y los otros dos quedaron a órdenes de la
jurisdicción de adolescentes, debido a que no se halló a sus parientes.
El comunicado no especifica cuántos de los detenidos fueron capturados en Chiriquí y cuántos en Veraguas.
Según
el MP, hasta ayer se había ordenado la indagatoria de 66 de los
detenidos a órdenes de la Fiscalía de Chiriquí, que los acusó de delitos
contra la seguridad colectiva, contra la libertad y contra la
administración pública.
De ese total, ocho quedaron detenidos preventivamente y una mujer fue liberada por estar embarazada.
Estas nueve personas se acogieron al artículo 25 de la Constitución, para no declarar e incriminarse.
Algunos detenidos en Chiriquí fueron llevados al hospital de Santiago y allí se les tomó declaración.
A su vez, los extranjeros fueron interrogados en el aeropuerto de David.
La
Fiscalía de Chiriquí también investiga el incidente del cual fue objeto
la defensora del Pueblo, Patria Portugal; la detención de personas con
armas de fuego y bombas molotov; los daños a la sucursal del Banco
Nacional de Panamá en San Félix; y la destrucción de los cuarteles de
San Félix, Cerro Punta y la garita de tránsito de Risacua.
Ocho
funcionarios de la Fiscalía Auxiliar y Fiscalía contra la Delincuencia
Organizada, y de las dos fiscalías de Drogas en la capital, fueron
enviados a Chiriquí, para reforzar el trabajo.
La denuncia
presentada ayer por abogados del Partido Revolucionario Democrático
(PRD), en la que se piden investigar el homicidio de Rodríguez Tugrí, la
violación a los derechos humanos por la represión de la Policía, el uso
de armas de fuego letales, la interrupción de las comunicaciones y el
traslado de los detenidos a Panamá, será enviada hoy a las Fiscalía de
Chiriquí.
En tanto, ayer se informó que el abogado Félix Wing, del
Centro de Incidencia Ambiental (Ciam), interpuso el jueves pasado un
recurso de hábeas corpus preventivo en favor de la cacica general de la
comarca Ngäbe Buglé, Silvia Carrera, y contra el ministro de Seguridad,
José Raúl Mulino; el director de la PN, Gustavo Pérez; el fiscal
auxiliar, Dimas Guevara y contra cualquier otra autoridad que haya
ordenado su detención.
En el reparto realizado por la secretaría
del Órgano Judicial el viernes, el recurso quedó en manos del magistrado
Harley Mitchell.
Uso de armas de fuego, un recurso extremo
Por
cuarta vez en los últimos dos años, la opinión pública debate sobre el
uso de la fuerza por parte de la Policía Nacional (PN), esta vez tras su
actuación este domingo al despejar la Interamericana, operativo que
dejó un muerto y decenas de heridos.
El ministro de Seguridad,
José Raúl Mulino, y las autoridades de la PN afirmaron el domingo que
los policías solo llevaban escopetas de perdigones y gases lacrimógenos,
pero fotos publicadas ayer por La Estrella, que muestran a un oficial
empuñando una pistola 9 milímetros, confirmaron las muchas denuncias de
los indígenas sobre el uso excesivo de la fuerza por parte de los
uniformados.
Como la del cacique Celestino Mariano, quien afirmó
haber visto cuando Jerónimo Rodríguez cayó mortalmente herido en San
Félix por un disparo de la policía.
Al volver a ser interrogado
ayer sobre el hecho, Mulino admitió que no todos los policías que
participaron en el despeje de la carretera llevaban solo equipos
antimotines; que algunos pocos y experimentados oficiales, previamente
autorizados, portaban consigo armas letales.
Y luego reconoció que
ni él ni las autoridades de la PN estaban en la capacidad de controlar a
todo el personal enviado a los operativos y que el hecho será
investigado.
Pero más allá de esa investigación, la Ley 18 del 3
de junio de 1997 es clara al indicar que, si bien la PN está facultada
para aplicar la fuerza y “mantener el orden público y la paz social”,
debe hacerlo dentro de cuatro “niveles apropiados” de “fuerza no letal”:
la persuasión, reducción física; utilización de rociadores irritantes y
gases lacrimógenos y, finalmente, el uso de la vara policial.
En
el caso de la “fuerza letal”, la ley dice que el uso de armas de fuego
será solo un “recurso extremo”, “en caso de grave alteración del orden
público” y cuando el funcionario esté en riesgo de muerte; es decir, en
un acto de legítima defensa.
En 2011, la Corte Suprema se
pronunció sobre el tema y expresó su preocupación al declarar legal la
detención de cinco policías acusados por la muerte de igual número de
menores quemados en el Centro de Cumplimiento de Tocumen el 9 de enero
de ese año.
Pero antes, a mediados de 2010, hubo pronunciamientos
tras las protestas indígenas y campesinas en Changuinola, Bocas del Toro
contra “ley chorizo”, que dejaron al menos 2 muertos y 716 heridos.
Y
como si aquello no hubiese ocurrido, en febrero de 2011 hubo las
protestas indígenas contra la ley minera, que terminaron con 17 heridos y
20 detenidos.
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