sábado, 21 de abril de 2012

Santoya, el taxista detrás de Svemark
Los nexos no revelados por el presidente
 
NICANOR ALVARADO DIXON
El chofer de Mauro Velocci, exsocio de Lavitola, pronto saltó a empresario. Su rol en los negocios con el gobierno. El otro cuento
 
Santoya, el taxista detrás de Svemark
CÁRCELES. El Gobierno adelanta un proyecto por 4.5 millones de dólares en Panamá Oeste. Foto: Yodalis Bethancourth|La Estrella

PANAMÁ. De Antonio Santoya Hernández, el supuesto taxista de Mauro Velocci en Panamá, y que el diario oficialista Panamá América dice haber hallado, aún no se ha revelado todo.

Santoya asegura haber llevado a todas partes de Panamá durante 15 meses a Velocci, la fuente que ha hecho que la Fiscalía de Nápoles sospeche que el presidente Ricardo Martinelli, su exministra de Gobierno, Roxana Méndez, y ‘otros’ funcionarios habrían recibido sobornos de Valter Lavitola, su exsocio, para conceder contratos.

El rotativo dejó ver que lo hizo siempre como taxista. Lo llevaba a las reuniones con Méndez para que cuajara el negocio de las cárceles modulares por 176 millones de dólares, a través de Svemark Panamá.

Pero, lejos de esa versión, el rol de Santoya no se limitó exclusivamente a acercarlo a sus reuniones de negocios con el gobierno de Martinelli: según las actas del Registro Público, el conductor actuó como secretario ‘ad hoc’ de Svemark.

El lunes 29 de agosto de 2011 tomó papeles en la compañía: asistió a Velocci en la primera y única asamblea general de accionistas, desde su creación en febrero anterior. Pasó lista de los dueños. Fue la mano derecha de Mauro.

Paradójicamente, el relato que recomendó el propio mandatario a los periodistas decía que Santoya le temía a Velocci, pero a pesar de eso, le permitió —supuestamente— consumir drogas en su auto por un año y tres meses. ¿Cuáles? Un misterio.

Además, continúa el reporte del rotativo, Santoya prestó mil 500 dólares a Velocci, un empresario que tenía pensado conseguir un negocio por $176 millones.

CONFIANZA PLENA

Pero Velocci y Santoya confiaban en que el negocio se iba a concretar. La reunión, en la que se modificó estatutos de Svemark, se realizó un mes después de que Méndez le anunciara a Svemark que ‘por ahora’ se suspendía el proyecto. Eso fue el 23 de julio. A finales de diciembre el italiano se fue.

En la víspera de la reunión Martinelli había regresado de un secreto viaje a la isla Cerdeña, en Italia, con varios de sus funcionarios y, según relatan medios italianos, de un magistrado panameño. Todo corrió por cuenta de Lavitola, el ‘delegado de Berlusconi’, y quien acercó a Velocci a los planes del gobierno ‘del cambio’.

VERSIÓN DE LA TRADUCTORA

Curiosamente, la participación de Santoya en las negociaciones que adelantaba Velocci en Panamá fue un dato que olvidó por completo Fabiana Querini, la supuesta traductora del italiano, en una entrevista con el rotativo oficialista.

Según publicó ese medio, en la oficina de Velocci, en su apartamento en la avenida Balboa, sólo trabajaron ella, Mauro, su socio Angelo Capriotti y Paolo Passalacqua. Justo a este último Santoya reemplazó en la directiva de Svemark.

Velocci ahora apunta a que las cárceles modulares no costaban lo que se anunció: dijo en la televisora italiana La 7 se le aumentaron 26 millones de dólares para ‘sobornos’.

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