miércoles, 25 de abril de 2012

PANAMÁ E ITALIA: ESCÁNDALO MARTINELLI - LAVÍTOLA

Ricardo Martinelli hijo, en los expedientes de Italia

PESQUISAS. El juez para las investigaciones preliminares Darío Gallo, a su salida de la cárcel de Poggioreale
 
Un encuentro entre Mauro Velocci y Ricardo Martinelli hijo, relacionado con un helicóptero de lujo de $8 millones, es citado en el expediente de la investigación que, por corrupción internacional, y con Valter Lavítola como figura principal, realiza la Fiscalía de Nápoles.

En la narración de Velocci a los fiscales italianos acerca del encuentro, que aparece en el folio 203 del expediente, se señala que Rica Martinelli (como se hace llamar para diferenciarse de su padre, el presidente Ricardo Martinelli) estuvo en la reunión que se efectuó en “las oficinas del Súper 99”.

Los fiscales destacan que el encuentro se hizo el 12 de febrero de 2011, en las oficinas de “la empresa de propiedad de la familia Martinelli”, donde se habló de la adquisición del helicóptero, supuestamente para el mandatario de Panamá, así como de los detalles del proyecto de las prisiones.

“Me encontré con Martinelli hijo en la mañana, en la dirección general del Súper 99 (sociedad de propiedad de la familia Martinelli) y me preguntó explícitamente quién me había solicitado la información sobre el helicóptero”, relató Velocci.

“Efectué la solicitud de mercado en base a lo solicitado por parte del Presidente”, fue la respuesta de Velocci a Rica Martinelli.

Tras este intercambio, continúa el relato, el hijo del mandatario llamó a Lavítola para pedirle explicaciones, lo que provocó que este le recordara que había hablado del tema con su padre en “su presencia”.

“Recuerdo que Lavítola me pidió que hiciese los arreglos necesarios para comprar un helicóptero para el presidente panameño Martinelli (y) me dio los datos exactos sobre el modelo elegido”, declaró Velocci.

El 9 de febrero de 2011, continúa el relato, Lavítola escribió un e-mail a Martinelli hijo para informarle que le habían llamado “con urgencia, porque yo tendría que presentar un modelo de helicóptero distinto al elegido, ya que los tiempos requeridos de entrega eran muy largos”.

Más adelante en el expediente (folio 332) se explica que existía un “empeño” por adquirir un helicóptero “para regalar a Martinelli”.

La tarea asignada por Lavítola a Velocci era proveer el helicóptero prometido en su momento por Augusta Westland (filial de Finmeccanica), como parte del contrato de compra de seis helicópteros al Gobierno de Panamá.

De acuerdo con Velocci, Lavítola comentó que “el helicóptero había sido prometido, pero no había sido entregado por prudencia, a causa de una investigación judicial seguida al presidente de Finmeccanica, Pier Guarguaglini, y a su esposa Marina Grossi, presidenta de Selex.

“Bajo tal circunstancia, Lavítola... habría acordado con Augusta que para recuperar el costo del ilícito... habría dispuesto elevar, contractualmente, la anticipación referente al negocio de las cárceles de (un) 15% (pero que) era la costumbre panameña el 30%”.

Al respecto, los fiscales encontraron en la computadora de Velocci que incautaron, “intercambio de correspondencia electrónica entre Lavítola y Rica Martinelli, en la cual se discutía precisamente de los helicópteros y de las cárceles”.

Seguidamente, indican los fiscales, que los correos electrónicos encontrados... “constituyen parte integral de las declaraciones de las informaciones del 22 de diciembre (de 2011), representa... una prueba documental de la relación Lavítola-Martinelli, y por lo tanto, una vez más el hecho de que Lavítola no fuese un fanfarrón, así como la prueba del delito”.

Se menciona, además, que una hora después del encuentro entre Velocci y Martinelli hijo, este último mandó un correo a Lavítola en el que le comunica que cuando regrese a Panamá “habrían cerrado todos los temas, añadiendo que por el helicóptero no había problemas” (ver ´La Prensa´ 23 de abril de 2012).

Ese mismo día, se indica en el folio 204 del expediente, Lavítola envió un correo a Martinelli hijo, “invitándolo a hablar con Roxana Méndez, y de interesarse de su cuestión de la energía”.

Finalmente, Velocci declaró que fue el mismo Lavítola quien le entregó los correos electrónicos a mediados de septiembre de 2011, porque supuestamente “tenía temor de que el presidente Martinelli pudiera actuar o tomar represalias en su contra”.

“Me dijo consérvarlas contigo... y publicarlas en caso de que sucediese cualquier cosa”, agregó.
En las páginas 233 y 234 del expediente se citan otros intercambios de correos electrónicos entre Velucci y Rica Martinelli (ver transcripción).

Este diario pidió el lunes pasado una reacción a Ricardo Martinelli hijo, pero él solicitó que le enviaran un cuestionario, que le fue remitido ese mismo día. Al cierre de esta edición todavía no lo había respondido.
Redacción de La Prensa

Otros actores del entramado de negocios

Dos nuevos nombres surgen de las pesquisas de Nápoles. Se trata del empresario cubano estadounidense Rogelio Oruña, identificado en los documentos a los que tuvo acceso este diario como “una persona de confianza del presidente, Ricardo Martinelli”, y Francisco Martinelli (Frankie), abogado y familiar del mandatario.

Según los citados documentos (folio 11), ambos jugaron “un relevante rol” durante el proceso de negociación del fallido contrato por $176 millones para las cárceles modulares con la empresa Svemark.
Como sustento se citan las supuestas “contraprestaciones ilícitas” otorgadas a funcionarios panameños, como parte de los contratos con empresas italianas.

En primer lugar se cita un “depósito de parte de Angelo Capriotti [de la empresa Svemark] (octubre/noviembre 2010) de $64 mil en efectivo destinados al presidente, Ricardo Martinelli, y a hombres de Gobierno de su entourage, suma materialmente entregada –bajo expresa indicación de Valter Lavítola, ´director´ de la operación en objeto– en Panamá, en un maletín de color oscu-ro, en las manos del ´facilitador´ Francisco Martinelli (alias Frankie)...”.

También se alude a un depósito de $16 mil, supuestamente destinados a la exministra Roxana Méndez, también por instrucción de Lavítola y hecho a través de una cuenta de Devor Diagnistic, empresa de Rogelio Oruña. Finalmente se citan $530 mil euros (unos 700 mil dólares), supuestamente destinados al presidente, Ricardo Martinelli, y sus allegados en el Gobierno, también por instrucción de Lavítola.
Redacción de La Prensa

Intercambio de correos electrónicos

E-mail enviado a Rica Martinelli, por parte de Valter Lavítola, el día 18.02.2011 Hora: 19:07
Hermano, si Dios quiere. El domingo llego a Panamá.
Ya he hablado con Franky [Francisco Martinelli]. Si es posible fija una cita para el lunes.
Debo regresar pronto. De ser posible fija una cita con tu padre también.
Por favor, confírmame.
E-mail enviado a Valter Lavítola por Rica Martinelli el día 18.02.2011 Hora: 20:21
Perfecto, nos vemos aquí.
E-mail enviado a Rica Martinelli, por parte de Valter Lavítola, el día 19.02.2011 Hora: 17:00
He fijado una cita con Roxana, la he fijado para el lunes a las 9:30, yo tu iría, pienso que sería una cosa muy buena.
Un abrazo
Valter
E-mail enviado a Roxana, por parte de Valter Lavítola, el día 18.02.2011 Hora: 19:22
Querida Roxana, después de haber hablado contigo y con Rica, he entendido que lo mejor es yo vaya a Panamá; tendría que estar el menor tiempo posible. Fija por favor una cita para el lunes
Por favor, confírmame.
Un abrazo
Valter
E-mail enviado a través de Blackberry por Roxana a Valter Lavítola, el día 18.02.2011 Hora: 23:49
Lunes a las 9:30. Me sirven las informaciones sobre el programa de financiamiento del MEF, el lunes mismo, a las 15. Tengo una reunión con el dirigente del Sector Inversiones.
Saludos

Los vínculos de negocios y la negada amistad de Rogelio Oruña y los hijos del Presidente

Unidad de investigación
investigacion@prensa.com
El nombre de Rogelio Oruña, un empresario de origen estadounidense que representa en Panamá a la empresa IBT, ha salido a relucir en varios de los correos electrónicos de Valter Lavítola y de Mauro Velocci.

¿Quién es Rogelio Oruña? Según Mauro Velocci, uno de los protagonistas del escándalo de supuestos pagos de sobornos a funcionarios panameños, Oruña es una “persona cercana a Lavítola y al Presidente de la república de Panamá”.

Velocci –de hecho– aseguró a los fiscales italianos que una empresa de Oruña –Devor Diagnostic– habría sido utilizada para “la transferencia de dinero [por un alto ejecutivo de Finmeccanica] al Presidente de Panamá y a otros políticos de Panamá”, algo que el empresario negó esta semana al diario Panamá América.

Oruña, el pasado 6 de febrero, en entrevista con este diario en las oficinas de IBT, se describió a sí mismo como “el presidente..., el responsable de todo lo que pase en IBT en Panamá”, aunque él, formalmente, no está en la directiva de la empresa.

Las actividades de Oruña en el campo de los contratos de IBT con el Gobierno eran conocidas, incluso, por Lavítola, quien se refiere a una licitación de hospitales en la que participaba IBT. Eso, de acuerdo con un correo electrónico de Lavítola dirigido a Oruña y que reposa en el expediente de la Fiscalía de Nápoles.
Diversas fuentes –además de Velocci– han asegurado que Oruña guarda cercanía también con los hijos del presidente, Ricardo Martinelli. Esa relación, que incluye al presidente Martinelli, habría hecho que muchas puertas se hubiesen abierto en el Gobierno.

Este diario preguntó en febrero a Oruña si conocía a los hijos del Presidente, y su respuesta fue que sí. A Luis Enrique Quique Martinelli, por ejemplo, dice conocerlo porque ha coincidido con él en actividades en las que ha estado con su madre –la Primera Dama– quien, a su vez, es amiga de una cuñada de Oruña pues, según el empresario, compartieron estudios en el colegio María Inmaculada.

“A él lo he conocido en actividades sociales. Ella [la Primera Dama] y mi cuñada mantienen una relación... pertenecen a algo de la Cruz de María o algo así, y por eso es que he compartido con él”, afirmó Oruña.
En cuanto al hijo mayor, Ricardo Martinelli Linares, “lo conocí en un evento de la Universidad de Georgetown que nosotros [IBT] oficiamos en el hotel Bristol. En ese evento lo conocí”, aseguró Oruña. Dicho encuentro se llevó a cabo el 13 de mayo de 2010.

EL PENTHOUSE
Pero, tres semanas antes de esta reunión en el hotel Bristol –exactamente el 23 de abril de 2010–, se llevó a cabo una reunión extraordinaria de accionistas de la sociedad Martiuska, S.A., que presidían entonces Luis Enrique Martinelli Linares y Ricardo Martinelli Linares, este último en calidad de secretario.
La razón de la asamblea era la sustitución de ellos como dignatarios de la sociedad. Sus reemplazos serían nada menos que Rogelio Oruña y su esposa, Graciela de Ycaza.

¿Por qué los esposos Oruña reemplazarían a los hermanos Martinelli en esta sociedad, cuando ni siquiera se conocían o, más bien, cuando uno de ellos lo conocería tres semanas después?

Martiuska, S.A. posee una finca en el PH Ocean Park torre 1, en San Francisco. Se trata de un penthouse de 691 metros cuadrados cuyo valor, según el Registro Público, es de 261 mil 383 dólares. Esta finca es la garante de un préstamo que solicitó la esposa de Oruña al Mercantil Bank (Panamá), S.A., de 700 mil dólares, dinero que cedió “irrevocablemente” a la sociedad Richeliu Investment Company Inc., “de conformidad con lo establecido en la carta promesa irrevocable de pago emitida por el Banco, fechada el 29 de marzo de 2010”.

Es decir, desde marzo de 2010 –siete semanas antes del encuentro con Ricardo Martinelli Linares– ya se había tramitado la venta del apartamento de los Martinelli a los Oruña.

Richeliu Investment –que recibió los 700 mil dólares– la preside el gobernante, Ricardo Martinelli Berrocal, y tiene como tesorero a sus hijos.

Según Oruña, se interesó en este apartamento porque ahí en ese condominio “vive mi cuñada, con quien tenemos una excelente relación, y ella me dijo que el penthouse está disponible para la venta y me dijo: ´múdate aquí´, porque ahí ella cuidaba a mi hija... Eso fue hace dos años”.

Interrogado sobre si alguna vez ha compartido con los hijos del Presidente, Oruña lo negó. “...Nunca he estado con estos jóvenes empresarios hijos del señor Presidente, nunca he compartido con ellos, no tengo ningún tipo de relación con ellos comercial de nada. Les pueden decir misa, pero nunca he estado con ellos en ningún lado”.

SUDÁFRICA 2010
En julio de 2010 corrían las últimas fechas del mundial de fútbol. El domingo 11 de julio se jugaba la final en Johannesburgo, Sudáfrica. Dos aviones privados, uno perteneciente a un empresario local y otro fletado (un Bombardier Global Express, con matrícula EC-KFS) habían partido desde Howard el viernes 9 de julio rumbo a la capital sudafricana. Sus pasajeros eran de los pocos panameños que viajaban a África a ver el espectáculo.

Cinco semanas antes de este viaje –el 30 de mayo de 2010–, IBT había presentado su oferta al Ministerio de Salud para la licitación de cinco hospitales en igual número de provincias. Cuatro de estos hospitales le fueron adjudicados a IBT el 26 de julio de 2010, tras el reclamo de una de las compañías que perdió. El monto adjudicado a esta empresa fue de 237 millones de dólares.

Dos días antes de emprender el viaje, el diario Panamá América reportó quejas del presidente de la Cámara Panameña de la Construcción (Capac), Jaime Jované, quien advirtió de que existía una “política de exclusión de las empresas nacionales” en los pliegos de condiciones de las grandes obras que adjudica el Gobierno.

También, un mes antes de este viaje a Sudáfrica, una filial de IBT se había adjudicado otra licitación por 31.6 millones de dólares para la producción y el suministro de hormigón asfáltico certificado, convocado por el Ministerio de Obras Públicas.

Pero lo que más ocupaba el tiempo de los medios ese fin de semana –además del decisivo juego entre Holanda y España– era la sangrienta represión policial en Bocas del Toro, a causa de protestas de obreros de las empresas bananeras y de indígenas que se desarrollaba tras la aprobación de la llamada “ley chorizo”.
Y mientras todo esto sucedía en Bocas, las dos aeronaves que estaban en Howard con sus ocupantes despegaron en horas de la noche rumbo a Johannesburgo.

Uno de los pasajeros que iba a ir en ese viaje tuvo que desistir y abandonar la capital para dirigirse a la zona del conflicto en Bocas del Toro. Se trataba del vicepresidente, Juan Carlos Varela.

Según versiones de varios de los que viajaron a Johannesburgo, las aeronaves hicieron escala en Recife y Río de Janeiro (Brasil). En uno de los aviones viajaban los hijos del Presidente (Ricardo y Luis Enrique); el diputado panameñista Adolfo Beby Valderrama; Raúl Sandoval, asistente de Juan Carlos Varela en la Cancillería; Sebastián González, secretario privado del presidente Martinelli; Rafael Flores, asistente personal de Juan Carlos Varela, así como Marco Geovanelli y Ricardo Moinés (amigos de los hermanos Martinelli Linares).

En el segundo avión –dotado de una cabina de lujo y sobrecargo– viajaron el diputado panameñista y hermano del Vicepresidente, José Luis Popi Varela; el ministro de Obras Públicas, Federico José Suárez; Adolfo de Obarrio, secretario privado del Presidente; el representante de Odebrecht en Panamá, André Rabello, y Rogelio Oruña. Dos de los asientos reservados en el avión –entre ellos el de Juan Carlos Varela– iban vacíos. La crisis en Bocas del Toro impidió que ambos pasajeros viajaran.

El grupo, que originalmente era de 16 personas, se dividió en dos, pues no cabían todos en un solo avión, contaron las fuentes. Pero en Johannesburgo se reunieron y disfrutaron juntos en la mayoría de las actividades.

Por ejemplo, ambos grupos compartieron el mismo hotel; comieron juntos en un restaurante que había sido reservado de antemano (ver fotografías) e hicieron un recorrido juntos en un busito que los llevó a conocer parte de la ciudad de Johannesburgo, así como una visita a un zoológico.

De los que asistieron a ese viaje, y que este diario entrevistó, ninguno respondió quién pagó el hotel ni el flete de los aviones ni las entradas para ver el partido de fútbol, que vieron en persona el domingo 11 de julio de 2010. La comitiva volvió a Panamá, por la misma ruta, al día siguiente.
Cuando La Prensa (LP) habló con Rogelio Oruña (RO) sobre el tema de los viajes en febrero pasado, este fue el resultado del diálogo:

–LP: ¿Qué vínculos de negocios ha tenido con los hijos del Presidente?
–RO: Ninguno, respondió.
–LP: ¿Han viajado?
–RO: Nunca, nunca he tenido un viaje con ellos.
–LP: Tenemos que entender que al señor Rica Martinelli [Linares] lo conoció en el evento del Georgetown que organizó IBT [el 13 de mayo de 2010]. ¿De ahí, ha tenido algún otro contacto con él?
–RO: Eh... Si me lo he encontrado en algún lugar, he ido y lo he saludado porque sé quién es la persona... pero es saludo, porque sabemos quién es...
–LP: Usted ya ha dicho que no ha viajado con los hijos de Martinelli, ¿pero sí ha viajado con algún ministro u otro funcionario del Gobierno?
–RO: Eh... no.
–LP: ¿No ha compartido ningún viaje con ningún ministro?
–RO: No.
(Con información de Santiago Cumbrera, Ereida Prieto Barreiro, y Rolando Rodríguez B.)

COMPARTIENDO. En primer plano, Rogelio Oruña. Frente a él, Federico Suárez, y un menor; el representante de Odebrecht en Panamá

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