Las revelaciones y las contradicciones
SANTIAGO CUMBRERA
UNIDAD DE INVESTIGACIÓN
VÍNCULOS.
Documentos identifican a la abogada Marleni Paolo como la agente
residente de las tres filiales que tiene el conglomerado italiano
Finmeccanica en Panamá. También actuó como agente residente de Agafia
Corp., sociedad panameña vinculada a Lavítola, que cobraría una
comisión del 10% de los contratos con la empresa de Finmeccanica.
Dos días después de que el empresario italiano Valter
Lavítola regresara a su país tras ocho meses en la clandestinidad,
abundan los detalles de la investigación que, sobre corrupción
internacional, entre otros delitos, le sigue la Procuraduría de Nápoles
(Italia).
Nombres de testigos, testimonios y pruebas obtenidas por los fiscales han sido revelados en detalle por los medios italianos.
Y
entre los colaboradores en la investigación destaca Mauro Velocci, el
promotor de un contrato de $176 millones para construir cárceles
modulares en Panamá que no llegó a concretarse.
Tras ser
interrogado por los fiscales napolitanos Henry John Woodcok y Vicenzo
Piscitelli, Velocci declaró que Lavítola era el mediador ante el
presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, identificado como una persona
que recibió por adelantado “utilidades y sumas de dinero en efectivo”
para concretar este negocio.
“Lavítola ha afirmado siempre que
detrás de los contratos entre las sociedades de Finmeccanica y el
Gobierno de Panamá había un fuerte movimiento financiero en negro,
destinado al presidente Martinelli”, declaró Velocci, citado por los
diarios italianos La Repubblica y Corriere della Sera.
El diario italiano La Stampa destacó
(en dos páginas dedicadas al tema) que Velocci aportó evidencias
documentales sobre estos posibles actos de corrupción, debido a que tuvo
acceso al computador de Lavítola quien le entregó la contraseña. La
Fiscalía tiene además en su poder grabaciones de conversaciones.
Los helicópteros
Según declaró Velocci, Lavítola prometió al Presidente de Panamá un helicóptero Eurocopter, valorado en $8 millones.
Dicha
aeronave, continúa el relato, sustituiría otra nave prometida como
soborno por AgustaWestland –del conglomerado Finmeccanica– que firmó un
contrato con el Gobierno de Panamá para suministrar seis helicópteros
por unos $60 millones.
El testigo reveló que la aeronave prometida
a Martinelli no fue entregada “por prudencia”, debido a la apertura de
una investigación judicial contra el presidente de Finmeccanica, Piero
Guarguaglini, y su esposa Marina Grossi, presidenta de Selex, ambos
investigados por supuestos pagos de sobornos a funcionarios y políticos
extranjeros.
Justamente el lunes pasado, representantes de
AgustaWestland convocaron en esta capital a una conferencia de prensa,
en la que aseguraron que vendieron los helicópteros a Panamá a “precio
justo”, que no pagaron comisiones y que no conocían a Lavítola.
Igualmente aseguraron no haber tenido trato alguno con la sociedad anónima panameña Agafia Corp.
Sin
embargo, documentos a los que tuvo acceso este diario revelan vínculos
entre Agusta Westland y Agafia Corp. Y es que Karen De Gracia,
presidenta de la citada sociedad y vinculada sentimentalmente con
Lavítola, le dirigió una misiva a Emilio Dalmasso, representante de
Agusta Westland, informándole de la intención de constituir una sociedad
en Uruguay controlada 100% por Agafia. Ambas sociedades tienen en común
que la abogada Marleni Paolo se desempeñó como agente residente (ver facsímiles).
Paolo
–que también es agente residente de Telespazio Argentina y Selex, ambas
filiales de Finmeccanica– no quiso emitir comentarios, debido a que
mantiene una querella penal a la excandidata presidencial Balbina
Herrera por revelar una comunicación privada entre ella y Lavítola.
En
un noticiero de televisión, Herrera detalló que Paolo intercambió
correos con Lavítola en los que abordaba el tema de los reaseguros con
Finmeccanica, surgiendo el nombre de Francisco Frankie Martinelli,
pariente del Presidente de Panamá.
Según la Fiscalía de Nápoles,
Frankie fue quien recibió de manos de Angelo Capriotti –socio de
Lavítola– la primera coima “destinada al presidente Martinelli” en una
“cajita de color oscuro”.
Hasta el momento ha sido imposible obtener una reacción de Frankie Martinelli al respecto.
Este
diario también consultó en su momento al argentino Gustavo Franchella,
quien dijo poseer el 100% de las acciones de Agafia Corp. Sin embargo,
nada sabía de la filial en Uruguay. “Eventualmente los directores
podrían tomar esta iniciativa sin mi consentimiento, pero no deberían”,
afirmó.
Más testimonios
La
Fiscalía de Nápoles también tomó declaración –el pasado 26 de noviembre–
a Franco Frattini, quien fuera jefe de la diplomacia italiana del
gobierno de Silvio Berlusconi. El ex funcionario dijo a la fiscalía que
“Lavítola era muy amigo del presidente Martinelli, y que se trataban de
tú”.
La agencia de noticias Ansa reportó que Frattini fue
interrogado sobre las relaciones de Lavítola con el Gobierno de Panamá
y, en particular, con Martinelli, al que llamaba “hermano”, declarando
que era evidente que existía una relación de absoluta confianza entre
Lavítola y Martinelli, ya que se tuteaban.
Según Frattini, este
trato no era solo para cultivar una amistad, ya que Lavítola –aseguró el
exministro– tenía otros intereses “menos filantrópicos” en Panamá.
El
exministro dijo a los fiscales que el entonces embajador de Italia en
Panamá, Plácido Vigo, le preguntó cómo tenía que comportarse con
Lavítola, y que él le respondió que no formaba parte de la delegación, y
que era un “entrometido”.
Frattini añadió que en 2011 Lavítola pidió ser nombrado cónsul honorario italiano en Panamá.
“Cuando
me fue comunicada esta circunstancia, me moví con prudencia y pedí a
mis colaboradores que echaran un vistazo a la petición, sin ni siquiera
abrir el procedimiento. Me pareció que no era oportuno”, señaló el
exministro.
Reacciones
Ayer otra vez el presidente Martinelli se comunicó a través de su cuenta de twitter.
“En
lío Lavítola no he recibido un céntimo. La supuesta plata que recibí en
Brasil quedó en la cuenta de Pesqueira Lavítola que no conozco”, fue el
primer mensaje nada esclarecedor.
Más tarde escribió: “Para ser
Presidente se debe aguantar uno que digan de todo, cierto o falso, pero
compensa todo lo malo lo bueno que haces por el país”.
Por otro lado, la exprocuradora Ana Matilde Gómez calificó la situación como “un perjuicio para la gobernabilidad del país”.
“Si
lo que sea que esté tratándose en el entorno judicial de Italia, de
alguna manera toca nombres de altos funcionarios panameños o de
funcionarios dentro del engranaje panameño, eso amerita que se
esclarezca, porque la democracia se debilita cada vez más cuando quienes
gobiernan pierden credibilidad”, dijo la jurista ayer a este medio.
Gómez
rechazó que se distraiga la atención diciendo que los contratos de las
cárceles no se dieron, porque, a su juicio, las cárceles son solo un
elemento más. “Estamos hablando de una persona que gozaba del beneficio
de policía presidencial (SPI), que se atendió con fondos públicos y
ahora está siendo investigada”, agregó.
Sobre el anunciado viaje
del vicecanciller Francisco Álvarez de Soto a Italia, Gómez advirtió que
esas gestiones deben desvincularse de las que haga el Ministerio
Público.
(Con información de Eliana Morales).
Las explicaciones del Palacio de Las Garzas
A pesar de que ayer se esperaba la convocatoria formal a una conferencia de prensa en el Palacio de las Garzas, no se produjo.
Solo
se dio a conocer un comunicado que contenía 11 puntos explicativos de
la versión del Gobierno Nacional sobre las graves revelaciones surgidas
desde Italia, tras el regreso de Valter Lavítola.
El documento
habla de las “fuentes judiciales que no se identifican”, como las
utilizadas por las agencias internacionales de prensa que han divulgado
las noticias aparecidas en diarios de todo el mundo.
El comunicado
también hace un recuento cronológico de los hechos, desde que el
presidente, Ricardo Martinelli, hiciera su primer viaje oficial a Italia
en septiembre de 2009.
En esa ocasión –se informa– el mandatario
tuvo un primer contacto con Lavítola, que llegó a Panamá el 29 de junio
de 2010, junto con el entonces primer ministro italiano, Silvio
Berlusconi.
Con relación a las revelaciones sobre el pago de
sobornos por parte de la empresa que intentaba obtener un contrato para
la construcción de cárceles, el comunicado señala que “es preciso
aclarar que ninguna empresa italiana ha construido o está construyendo
cárceles en nuestro país”.
El documento añade que el entonces
Ministerio de Gobierno sostuvo conversaciones en 2010 con la empresa
Svemark, que presentó una propuesta de construcción de ciudades
carcelarias en La Chorrera, David y Colón, formadas por cárceles
modulares.
“Las conversaciones sobre la propuesta de construcción
de las ciudades carcelarias, por parte de la empresa Svemark, solo
llegaron hasta la confección de un borrador de posible contrato...”,
explica el comunicado oficial.
El documento termina aludiendo el
hecho de que el motivo de las investigaciones que se adelantan en Italia
tienen como objetivo “las relaciones entre el señor Valter Lavítola y
el ex primer ministro Silvio Berlusconi”. Por ello, el Gobierno Nacional
se pregunta las razones por las que “las autoridades italianas muestren
más atención en la relación del señor Valter Lavítola con autoridades
panameñas y en cárceles que nunca se construyeron...”.
“Rechazamos
que por canales informales a las autoridades italianas, buscando
desviar la atención de los motivos originales de las investigaciones que
se adelantan en ese país, traten de vincular a nuestras autoridades en
inexistentes sobornos por inexistentes contratos de construcción de
cárceles que nunca se construyeron”, concluye el comunicado.
Redacción de La Prensa
Un expediente perdido en la Corte
El
paradero del expediente remitido por el procurador de la Nación, José
Ayú Prado, a la Corte Suprema de Justicia, solicitando el cierre de las
investigaciones relacionadas con la compra de radares, helicópteros y un
sistema cartográfico a la empresa italiana Finmeccanica, es un
misterio.
Y es que, a pesar de que fuentes del Ministerio Público
aseguran que el magistrado de la Sala Penal Aníbal Salas, es el ponente
del caso, en su despacho aseguran que dicho expediente no ha sido
repartido ni se encuentra allí.
Este diario solicitó información a
la Secretaría de Comunicación de la Corte sobre cuál de los tres
magistrados de la Sala Penal tenía el caso iniciado con la denuncia del
dirigente de la juventud del opositor Partido Popular, Orestes Del Río.
La respuesta fue que dicho expediente no se encontraba en esa Sala y,
por ende, no había sido repartido.
En la citada denuncia
desestimada por el procurador Ayú Prado, y presentada por Del Río el 20
de diciembre de 2011, se solicitó la separación del cargo del ministro
de Seguridad Pública, José Raúl Mulino, para garantizar la imparcialidad
de las investigaciones.
Además, se pidió investigar el posible
pago de una comisión del 10% a la sociedad anónima panameña Agafia Corp.
y que se investigara si el ministro Mulino o alguno de sus subalternos
tenía relación con el conglomerado italiano, dedicado a la fabricación
de armas y equipo de seguridad.
Ahora, tras las publicaciones
aparecidas en Italia vinculadas a las pesquisas por corrupción
internacional relacionada con empresas italianas en Panamá, el
procurador Ayú Prado dijo que solicitó a las autoridades italianas la
documentación relacionada con Valter Lavítola, específicamente sobre las
órdenes de arresto, con sus respectivas formulaciones de cargos, y las
declaraciones de testigos o acusados relacionadas con la construcción de
cuatro cárceles modulares en Panamá.
La asistencia judicial internacional se emitió dentro del sumario abierto este lunes por el Ministerio Público.
Juan Díaz/José Otero
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