viernes, 20 de abril de 2012

La discreción y el misterio del viaje a la isla de Cerdeña

La visita del Presidente de Panamá a la isla de Cerdeña, en agosto de 2011, coincidió con las investigaciones a Lavítola.
UNIDAD DE INVESTIGACIÓN
Alegría. En junio de 2010, el entonces primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, compartía en Panamá con los mandatarios de la región. Valter Lavítola estaba entre ellos. Presidencia
El 19 de agosto de 2011, La Prensa publicó una investigación que relataba la historia del traspaso gratuito de un valioso terreno en Punta Paitilla a un “humilde vendedor de flores”, a través del procedimiento de titulación por derechos posesorios.

Las pistas del singular proceso apuntaban a que uno de los verdaderos beneficiarios del regalo era el empresario inmobiliario Gabriel Btesh, en sociedad con Felipe Virzi.

“Desconozco el caso, pero según me han informado, hay más de 200 mil títulos de propiedad que se han dado desde 1963 de igual manera”, fue la primera reacción del presidente, Ricardo Martinelli, sobre el asunto.

Lo que no se sabía entonces era que el presidente Martinelli no respondía a la publicación de La Prensa desde Panamá, ya que se encontraba en, o rumbo a la isla italiana de Cerdeña, donde el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi tiene su famosa Villa Certosa, escenario de sus célebres fiestas.

Y entre los que acompañaban al mandatario panameño en ese viaje, estaba el ya citado Gabriel Btesh.
El grupo de viajeros incluía al presidente de la junta directiva de la Caja de Ahorros, Ricardo Francolini, y al ministro de Obras Públicas, Federico Suárez, según datos publicados por este diario el 20 de agosto.

Un día después, el 21 de agosto de 2011, un comunicado del Palacio de las Garzas confirmó el viaje presidencial a Europa. “El presidente, Ricardo Martinelli, viajó el viernes [19 de agosto] rumbo a Alemania junto con el secretario ejecutivo del Metro, Roberto Roy, para recibir las dos tuneladoras que trabajarán en la construcción de la línea uno del Metro”. Además, se afirmó que, “en el camino, viajó a Italia para reunirse con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, a fin de concretar el ofrecimiento de 25 millones de dólares para la construcción de un hospital pediátrico en Santiago”, explicaba la Presidencia.

¿Por qué se mantuvo en secreto este viaje presidencial hasta que La Prensa lo reveló? Ni el presidente Martinelli ni su secretario privado, Adolfo De Obarrio, respondieron a este interrogante.

Conexión Italia
Unos meses después, los diarios italianos La Repubblica y Il Fatto Quotidiano daban cuenta del misterioso viaje del Presidente panameño, porque en el grupo se hallaba un personaje de mucho interés para Italia.

Se trataba de Valter Lavítola, que desde el pasado lunes se encuentra detenido en la cárcel napolitana de Poggioreale, por su presunta vinculación en varios delitos, entre los que está la corrupción internacional a través de empresas italianas en Panamá.

En ese momento, en Italia se publicaron los contenidos de interceptaciones telefónicas surgidas como parte de una investigación judicial por una supuesta extorsión de Lavítola a Berlusconi. Las conversaciones evidenciaron el pago de comisiones ilegales, provocando los arrestos de ejecutivos del grupo empresarial italiano Finmeccanica.

Justamente, estas interceptaciones identificaron la existencia de la sociedad anónima panameña Agafia Corp. que, según los medios italianos, recibiría el 10% de los contratos que por $250 millones había firmado Panamá con el grupo Finmeccanica para la compra de 19 radares, 6 helicópteros y un mapa digital.

Originalmente los diarios italianos reportaron que Martinelli se había encontrado con Berlusconi. Sin embargo, noticias recientes dan cuenta de que solo hablaron por teléfono desde Villa Certosa, a donde Lavítola llevó al grupo de panameños. Las nuevas informaciones revelan también de que un “miembro de la Corte Suprema de Justicia” acompañaba al grupo.

Allí, continúan relatando los diarios italianos, el mandatario panameño se tomó una foto “para que la prensa de su país pudiera decir que había sido huésped de Il Cavaliere”.

El regreso
Este diario tuvo acceso a un informe oficial del Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC) relacionado con el registro de vuelo del avión presidencial panameño HP1A Embraer Legacy del 24 de agosto pasado. (Ver facsímil).

En el informe firmado por el encargado de la División de Estadísticas Aeronáuticas, Junior Calderón, se destaca que el miércoles 24 de agosto, el avión presidencial llegó a República Dominicana procedente del aeropuerto de Santa María, en las islas Azores.

Ese vuelo llegó a las 2:54 de la madrugada con cinco pasajeros al aeropuerto de La Romana, en República Dominicana.

Luego de una hora en el lugar, el HP1A Embraer partió al aeropuerto panameño Marcos A. Gelabert.
Ese mismo día en la tarde, Martinelli hacía su primera aparición pública para hablar del escándalo de la titu-lación gratuita del terreno de Paitilla. Con ojos soñolientos, Martinelli habló además de “un viaje muy exitoso” y de la búsqueda de las dos tuneladoras en Alemania.

Sin que mediara pregunta alguna por los periodistas, Martinelli dijo que “también hemos logrado un acuerdo con el Gobierno italiano, con Correos y Teléfonos... como ustedes bien saben, el patito feo del Gobierno siempre ha sido Correos y Telégrafos. Necesitamos modernizarlo; necesitamos meterle recursos y nos van a ayudar los italianos”.

Justamente la entonces miembro del Consejo de Administración de los Correos italianos, María Claudia Ioannucci, fue la anfitriona de los panameños en la isla de Cerdeña.

Medios italianos revelaron que el Presidente de Panamá y su comitiva se hospedaron en un hotel de propiedad de Ioannucci, y que los costos fueron pagados por Lavítola.

“Las vacaciones corrieron por cuenta de Lavítola, quien organizaba la estadía del 18 al 21 de agosto de 2011”, reveló la agencia de noticias Agi.

También se dice que hay una conversación telefónica, en la que Lavítola discute con Ioannucci sobre la estadía que costaría 36 mil euros (unos $47 mil 200), 2 mil euros la noche.

Además del hotel, Lavítola alquiló un barco por 7 mil euros (unos $9 mil 200) por dos días, que pagó a través de una transferencia bancaria.

Pero del citado convenio con Correos de Italia, nada más se ha sabido desde que el presidente Martinelli lo anunciara como uno de los logros por tierras italianas. Y en cuanto al hospital ofrecido por Berlusconi para Veraguas, como se sabe, no pudo ser.

(Con información de Lina Vega Abad, Ereida Prieto-Barreiro y Santiago Cumbrera).

>>> Velocci: ´Por Lavítola se me abrieron las puertas´
“Los italianos cuando vamos al exterior somos considerados un pueblo de corruptos, superados solo por los panameños y los rumanos”. Esta ha sido la conclusión de un panel de periodistas y politólogos al analizar las denuncias de corrupción que salpican a Italia y Panamá por el caso Lavítola.

En su edición de ayer “Piazza Pulita”, transmitido por Canal 7, se entrevistó a Mauro Velocci, testigo clave de los fiscales de Nápoles que lograron el arresto de Valter Lavítola.

Velocci contó con lujo de detalles cómo su proyecto de cárceles, que tenía un valor de $150 millones terminó con un precio de $176 millones, ya que la diferencia, $26 millones, debía ser un sobreprecio a pagarse a Martinelli y funcionarios de su gobierno.

El testigo ilustró a la audiencia su horripilante historia de corrupción para lograr trabajos en Panamá. Además de cómo, gracias a Lavítola, se le abrieron todas las puertas en Panamá para conseguir la contratación y reunirse con ministros y altos funcionarios, de esa misma manera, un día, al no acceder al enorme monto que se le pedía (incluyendo un helicóptero de lujo), se le cerraron.

Entre otras cosas, contó detalles del soborno que le fue entregado, en efectivo, al abogado Francisco Martinelli por $60 mil destinado a su tío, el presidente Martinelli.

Velocci se reafirmó públicamente sobre el contenido de muchas de las declaraciones que han servido de base a los fiscales. Según él, Lavítola ha vuelto a Italia “porque lo han convencido de resolver todo”.

Durante el programa también surgieron comentarios sobre los negocios de Finmeccanica y sus filiales Selex y AugustaWestland, narrando la “vulgaridad de la naturaleza de la corrupción” en el país centroamericano.
Por su parte, el presidente Martinelli escribió ayer en su cuenta de Twitter que “el testigo estrella de Balbina [Herrera], señor Velocci, según su chofer, a diario consumía cocaína y buscaba prostitutas. ¿Qué credibilidad es esa?”.
REDACCIÓN LA PRENSA

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