viernes, 27 de abril de 2012


Lavítola se contradice; en Panamá impera el silencio

SANTIAGO CUMBRERAEREIDA PRIETO-BARREIRO

lujo. En este avión viajaron a la final del Mundial de Fútbol 2010 Adolfo De Obarrio, secretario privado del Presidente; André Rabello (Odebrecht); Rogelio Oruña (IBT); Federico Suárez (MOP), así como el diputado José Luis Varela. Cortesía
Las respuestas que hasta ahora se conocen de los interrogatorios a los que ha sido sometido Valter Lavítola, en las investigaciones por corrupción internacional de empresas italianas en Panamá, evidencian importantes contradicciones.

Por un lado, Lavítola negó a los fiscales napolitanos que lo interrogan, que hubiese pagado soborno al presidente, Ricardo Martinelli, o a miembros de su gobierno.
Sin embargo, Lavítola admitió haber pedido dinero al empresario Angelo Capriotti (de la empresa italiana Svermark que instalaría las cárceles modulares) “para mediar en la concesión de las licencias para la realización de varios centros penitenciarios en Panamá”.

Según la agencia de noticias EFE, Lavítola explicó durante el interrogatorio del pasado 18 de abril, que tras una serie de reuniones pidió a Capriotti “que fuera correspondido con 11 millones (sin identificar la moneda), si no me equivoco. Primero 20, luego 15 y al final llegamos a 11 millones de comisiones sobre este asunto”.

Ya los medios italianos habían informado que Lavítola había aceptado ante los fiscales italianos que entregó $600 mil a funcionarios panameños, aclarando que no era para sobornos sino para pagar una serie de “operaciones comerciales lícitas”, que no fueron explicadas.

Un día antes de que Lavítola revelara este dato, Martinelli escribió en su cuenta de Twitter que “En lío Lavítola no he recibido un céntimo. La supuesta plata que recibí en Brasil quedó en la cuenta de Pesqueira Lavítola que no conozco”.

De esa manera, el mandatario respondía a las publicaciones de medios italianos que revelaban que, a pesar de que el negocio de las cárceles no prosperó por los problemas judiciales de Lavítola, se pagaron varios sobornos: $64 mil en 2010 y 530 mil euros en 2011, supuestamente destinados al Presidente de Panamá.
Los medios italianos también destacaron que Capriotti, en enero de 2011, entregó $16 mil a la exministra de Gobierno Roxana Méndez, a través de una transferencia a la sociedad Devor Diagnostic, de Rogelio Oruña, “inversor dominicano, amigo íntimo y hombre de confianza del presidente Martinelli”, como es identificado en el expediente de la Fiscalía de Nápoles.

Oruña –que representa a la empresa IBT que construye, entre otras cosas, cuatro hospitales en Panamá por más de $200 millones– asegura que esta transferencia por $16 mil era un reembolso para él, correspondiente a la compra de equipo de cocina por $12 mil para el restaurante Muelle Morena, en Gorgona, y propiedad de Karen De Gracia, compañera sentimental de Lavítola en Panamá. La suma entregada a Oruña incluía también el costo de un pasaje a Brasil para que De Gracia se reuniera con Lavítola.

MISTERIO
Un código de silencio es el que parece imperar hasta el momento entre los viajeros a la final del Mundial de Fútbol de 2010 en Sudáfrica.

Por segundo día consecutivo no hubo respuesta a las preguntas que este diario le enviara al respecto al presidente Martinelli.

Las interrogantes tampoco fueron contestadas por la Secretaría de Comunicación del Estado, a pesar de que funcionarios como el ministro de Obras Públicas, Federico Suárez, así como los secretarios privados del Presidente, Adolfo De Obarrio y Sebastián González viajaron junto a André Rabello y Rogelio Oruña, representantes de dos importantes contratistas del Estado.

Al viaje también asistieron Ricardo y Luis Enrique Martinelli Linares, hijos del mandatario; los diputados panameñistas José Luis Varela y Adolfo Valderrama; Raúl Sandoval, así como Rafael Flores, ambos asistentes del vicepresidente, Juan Carlos Varela. También viajaron Marco Geovanelli y Ricardo Moinés, amigos de los hijos del mandatario.

Adolfo De Obarrio, el ya citado secretario privado del presidente Martinelli, tampoco respondió a los interrogantes que se le hicieran.

Los empresarios
El empresario estadounidense Rogelio Oruña no solo representa a la empresa IBT que ha obtenido contratos por $237 millones en esta administración. También es citado en las investigaciones italianas por presunta corrupción internacional.

IBT tiene como presidente al empresario dominicano José Ramón Brea, a quien este diario también le envió unas preguntas sobre el viaje a Sudáfrica. Tampoco hubo respuesta.

Sin embargo, en febrero pasado, Brea concedió una entrevista a La Prensa, en la que describió a Oruña como “un asociado... es más allá que un consultor, [hace] ´lobismo´ particular, él me sirve de representante localmente... Si estuviéramos en Estados Unidos el término es ´lobismo´ profesional, [pero] en nuestros países tiene una connotación negativa de tráfico de influencias... él es un ´lobista´... nos abre puertas, pero es más allá que un asociado, es una persona que estimamos...”.

El 16 de marzo de 2010, cuando la empresa IBT hizo una recepción para anunciar su llegada a Panamá, asistieron importantes funcionarios, como el ministro Frank De Lima; la gobernadora de Panamá, Mayín Correa; altos cargos del Ministerio de Obras Públicas, y conocidas figuras del mundo social y empresarial panameño; todos convocados por Oruña. “No conocía a nadie, la verdad, no sabía si eran funcionarios o no”, comentó Brea a La Prensa.

Otro que viajó a Sudáfrica fue el representante de la constructora brasileña Odebrech, André Rabello. Esta empresa ha obtenido millonarios contratos con esta administración, entre ellos la tercera fase de la cinta costera. Rabello tampoco quiso hablar del viaje a Sudáfrica y de su costo.

En las oficinas centrales de Odebrech, en Brasil, a las que llamó este medio, pidieron unos días para dar una respuesta.

Por lo pronto, lo único que se sabe es que uno de los aviones utilizados para el misterioso viaje es del empresario colombiano Jaime Gilinski, socio de la empresa London & Regional Properties que desarrolla la antigua base militar de Howard.

Pero no se sabe quién pagó el otro avión utilizado (un Bombardier Global Express, con matrícula EC-KFS).

OTRAS SECUELAS
En tanto, activistas de la agrupación Partido Alternativo Popular (PAP) presentaron ayer ante la Secretaría de la Asamblea Nacional una denuncia en contra de Martinelli y del vicepresidente, Juan Carlos Varela, por la posible violación de la Constitución y las leyes en torno al caso Lavítola.

Ayer también hubo movimiento en el Ministerio Público, pero en investigaciones que apuntan en otra dirección. La excandidata presidencial del opositor Partido Revolucionario Democrático Balbina Herrera acudió a la Subdirección de Criminalística del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, para cumplir una diligencia ordenada por la Fiscalía Séptima de Circuito, como parte de la investigación que adelanta tras una denuncia presentada en su contra por la directora de Asuntos Jurídicos de la Presidencia, Ana Belfon, por la divulgación de correos electrónicos pertenecientes al presidente Martinelli.

Herrera fue citada para que reconociera dos videos presentados en los noticieros de TVN y Canal 13 el 5 y 6 de diciembre de 2011, en los que planteó la necesidad de rescindir los contratos suscritos en junio de ese año con el conglomerado italiano Finmeccanica para el suministro de 19 radares, 6 helicópteros y un mapa cartográfico digital. Herrera dijo que ella no divulgó los correos y que quien se los entregó fue Mauro Velocci.
(Con información de Gustavo Aparicio y Juan Díaz) .

No hay comentarios.:

Publicar un comentario