martes, 17 de abril de 2012

'Contrato por cárceles no se concretizó por la codicia de Martinelli y Lavítola'

Redacción de prensa.com
 
El diario italiano LaStampa, al pie de la foto del mandatario panameño escribe: 'Hermano'. "Así llamaba Lavítola al presidente de Panamá, Ricardo Martinelli".

El reportaje de dos páginas dedicado al arresto de Valter Lavítola contiene nuevos detalles sobre el escándalo que sacude a Italia y Panamá por las acusaciones de soborno que investigan los fiscales de Nápoles.

El periódico confirma que el empresario Mauro Velocci, presidente del Consorcio Svemark, se ha convertido en un valioso colaborador de la fiscalía napolitana. La empresa de Velocci pretendía ganar el contrato para la construcción de cárceles móviles en Panamá. Dicho contrato, que finalmente fue desechado.

Según comenta LaStampa, mientras promocionaba su empresa, Velocci llegó a conocer en detalle sobre las andanzas de Lavítola en Panama y sus vínculos íntimos con Ricardo Martinelli y varios de sus colaboradores.

Velocci se ha convertido en un valioso colaborador de la Procuraduría de Nápoles. "No solo por haber desvelado el engaño y la corrupción en el asunto de Panamá, sino porque habiendo recibido de parte del propio Lavítola la clave para acceder a direcciones en la web, ha logrado aportar evidencias documental sobre los actos de corrupción", señala el rotativo.

La Stampa comenta que Velocci –quien había tratado por años de ganarse el contrato para la construcción de las cárceles en Panamá– estaba muy molesto ya que, según él, no se llegó a concretar "por la codicia de Lavítola y Martinelli".

El empresario habla de un contrato de $150 millones de dólares que incluía una "coima de 20 millones para el presidente de Panamá Martinelli y su gobierno".

El periódico también menciona la existencia de grabaciones de conversaciones telefónicas y declaraciones de testigos, incluyendo a la propia hermana de Lavítola, y provee datos sobre Finmeccanica, así como la solicitud de un helicóptero de Augusta Westland para Martinelli. Termina señalando el rol jugado por los funcionarios diplomáticos italianos en este escándalo.

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