Diputada Ábrego paga centavos por tierras costeras
EREIDA PRIETO-BARREIRO
El paraíso de Yanibel Abrego, diputada del Cambio Democratico
Yanibel Ábrego llegó a la Asamblea Nacional en 2009 gracias a
electores que le dieron su voto porque se postuló como independiente.
Pero su fidelidad a ellos le duró poco. En enero de 2010 saltó a las
filas del partido oficialista Cambio Democrático (CD), un mes después de
que la Autoridad de Administración de Tierras (Anati) le vendiera un
terreno bañado por el océano Pacífico, a cuatro centavos el metro
cuadrado.
En total, Ábrego obtuvo unos 185 mil 500 metros
cuadrados en una hermosa península conocida como Majagual –a unos 40
minutos del centro de Capira–, de los cuales, cerca de 135 mil los
obtuvo a 4 centavos el metro cuadrado, y el resto a 60 centavos el
metro.
En la cima de Majagual, la diputada se construyó su
residencia de playa, que desde su piscina goza de una privilegiada vista
del Pacífico. Además, construyó una glorieta, un pequeño parque y dos
accesos a la playa de arena blanca que rodea la exclusiva propiedad.
Pero
la diputada asegura que cuando sube la marea no hay acceso al mar. “Es
más –dijo–, en Majagual no hay playa”, aunque las imágenes fotográficas
muestran claramente la que rodea el globo de terreno.
Las
escaleras que dan acceso a la playa desde su casa y la glorieta tienen
15 años de estar construidos, dice, mientras que la casa, 12, y que su
piscina dice que se construyó hace 3 años, aunque los documentos hablan
de 2011, fecha en la que otorgó el permiso de construcción el Municipio
de Capira. De la vivienda no hay registro de permiso alguno en ese
municipio, según fuentes consultadas allí.
A la residencia se
llega por una calle exclusiva, flanqueada por palmeras en crecimiento, y
no menos de 20 postes del tendido eléctrico, incluidas luminarias
nuevas.
Aunque Ábrego no mencionó cuántos años tiene la calle que
conduce a su casa (dice que fue antes de la piscina), indicó en una
primera entrevista que su longitud es de kilómetro y medio, y luego
dijo de 900 metros, y que es una “trocha de tosca y lodo”. Pero un
recorrido por el lugar revela más que tosca y lodo. Hay tramos de
cemento, cercas y drenajes pluviales para impedir la erosión de la vía.
El tendido eléctrico hasta su vivienda dice que le costó $30 mil.
En
la entrada de la propiedad, un letrero de la Autoridad de Recursos
Acuáticos de Panamá (Arap), en vez de la Autoridad Nacional del Ambiente
(Anam), anuncia la “construcción de camino de acceso a una finca
privada”, aprobada el 23 de febrero de 2011, aunque el alcalde de
Capira, Iván Saurí, desconoce cómo se tramitó su construcción y la
colocación de las luminarias y el tendido eléctrico.
En un extremo
de la finca hay pequeñas casas de pescadores, temerosos de ser
desalojados. Alegan que fueron advertidos de que deberán abandonar sus
tierras en cuanto se formalice una solicitud en tal sentido. Uno de
ellos, que prefirió no ser identificado por temor a represalias, dijo
que lleva más de 40 años de vivir allí con su familia. “Hemos escuchado
que la honorable está comprando toda la zona”, dijo otro pescador de
avanzada edad, que también asegura que fue notificado del eventual
desalojo.
UN LUGAR ESTRATÉGICO
¿Cómo
Yanibel Ábrego –por entonces diputada independiente– pudo titular en
2009 más de 13 hectáreas en un período de solo dos meses [22 de octubre
al 23 de diciembre de 2009]? Es casi inevitable recordar las veloces
titulaciones de Anati en las playas de Juan Hombrón (Coclé), en el mismo
plazo.
Fue así como este diario pidió copia a la Anati del expediente de esta tierra vendida a la diputada Ábrego.
“Supe
–dijo a este medio– que estabas en Catastro investigando mi expediente
porque me dijeron que estabas esperando [respuesta]. Por eso me paré
tres o cuatro veces en la Asamblea para decir que no era posible que no
se verificaran las informaciones, porque para mí esa propiedad es
sagrada, y no porque esté frente al mar o porque tiene un valor
económico...”.
“Un día –añadió– me llamó Franklin Oduber
[administrador de Anati], preocupado por si yo tenía algo malo en las
tierras y no sé que [otra] cosa, porque él acababa de llegar a la Anati y
pensó que yo tenía algún enredo con los que estaban anteriormente
ahí...”, reveló Ábrego al señalar que meses atrás Oduber le había
informado que respondería una solicitud periodística para verificar su
expediente.
Fue, precisamente, a solicitud de este diario, que
Oduber entregó los documentos en los que se revela que Ábrego hizo en
2004 su primer intento de obtener la finca ante la Dirección de Catastro
del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Por las más de 13
hectáreas, Ábrego pagó por entonces $4,708.68, a razón de 4 centésimos
el metro cuadrado. La venta directa prosiguió el 2 de marzo de 2005, con
una resolución firmada por el entonces viceministro de Finanzas,
Rolando Mirones.
Pero el 25 de agosto de ese año, el entonces
director de Catastro, Benjamín Colamarco, informó a Contrataciones
Públicas que, por motivos de “interés público”, no se continuaría el
proceso.
Colamarco advertía de que “la existencia de una notable
incongruencia en cuanto a la ubicación del área objeto del trámite
produce desaciertos e incertidumbres que afectan la actuación
administrativa”, por lo que no se concretó la venta, y la Dirección de
Contrataciones Públicas dejó “sin efecto” la resolución que aprobó la
compraventa.
Ábrego pidió una reconsideración que fue rechazada en
2008, porque el acto administrativo “no es susceptible de recurso
alguno en la vía gubernativa”. Pero eso estaría por verse.
Ábrego
hoy dice sentirse “víctima” de Colamarco y de Mirones, que “me querían
quitar mi tierra... Cuando hablé con Colamarco, aseguró, él me dijo que
eran instrucciones de arriba, y cuando le pregunté [de quién], me dijo
que Rolando Mirones”. Afirmó que sabía que, de salir elegida como
diputada, solucionaría el “problema político” de la tierra.
Ante
esta acusación, Colamarco dijo a este medio que todo se hizo con apego a
la ley. Señaló que al verificar la ubicación del terreno, se percató
de que “era un lugar estratégico para un plan integral de desarrollo y
para el Estado”, por lo que era conveniente su uso público. Lamentó que
por “metodologías políticas”, el terreno no sea de acceso público. Este
diario no pudo localizar a Mirones.
UN ´REGALO´ DE NAVIDAD
Con
el cargo de diputada y la entrada del llamado gobierno del cambio, la
suerte le sonrió a Ábrego. El hoy exviceministro de Finanzas Dulcidio
De la Guardia fue clave en ello, pero dice haber olvidado su
intervención en el asunto. “No recuerdo los detalles del caso, toda vez
que esto sucedió hace tres años. Sin embargo, estoy seguro de que todo
se hizo con apego a la ley”, indicó.
Los documentos dejan claro su
rol. De la Guardia alegó que era “incongruente” la resolución de
Colamarco que, por interés público, dejó sin efecto la resolución que
aprobó la venta de la tierra, pues no se le dio utilidad pública a esta.
También
criticó que se haya rechazado el plano del terreno –calificado de
improcedente por Colamarco– así como la reconsideración negada a
Ábrego, ya que, a su juicio, no había “inconveniente jurídico para
acceder a la venta del globo solicitado”. Además, que la entidad había
incurrido en “faltas graves al debido proceso” y que “violó” y dejó en
“indefensión al contribuyente”.
En vísperas de la Noche Buena –el
23 de diciembre de 2009–, el MEF acordó “dejar sin efecto” la resolución
de Colamarco, con lo que Ábrego podía concluir su compra. El documento
lleva las firmas de De la Guardia y del hoy magistrado de la Corte
Suprema de Justicia Harry Díaz, como secretario ad-hoc del MEF.
Una
semana después se notarió la venta. Por un lado, y a nombre de la
Nación, Dulcidio De la Guardia, y por el otro, Ábrego, que se convirtió
así en dueña de más de 13 hectáreas de tierra bordeada por playa a solo 4
centavos el metro cuadrado.
La minuta de la operación la elaboró
Héctor Santos, el abogado de Anati que inscribió un terreno de más de 9
mil metros cuadrados en Punta Chame a favor de la sociedad Puntabeach
Interprises, que hoy es objeto de investigación por parte del Ministerio
Público.
La venta del terreno a Ábrego se produjo dos días antes
de que se promulgara en Gaceta Oficial la Ley 80 de 2009, que regula la
titulación en zonas costeras y territorio insular que se discutía desde
octubre de ese año en la Asamblea.
El artículo 7 de esa ley
establece una tabla de precios que fija el pago de 6 mil dólares por un
terreno que abarque más de 5 hectáreas, pero menos de 30 en Capira y
hasta la playa Majagual.
Un mes después de que el Gobierno le
permitiera comprar a cuatro centavos el metro cuadrado –el domingo 24 de
enero de 2010–, Ábrego se inscribió en Cambio Democrático, teniendo
como testigo al propio presidente, Ricardo Martinelli.
Sobre este
terreno, Ábrego indicó haber iniciado los trámites para adquirirlo en el
año 2000 cuando dijo tener “18 años” y no 22 años. Sin embargo, esto
contradice los documentos de compra del terreno, que mencionan el
expediente AL-139/ 2004.
MÁS TIERRAS
Pero
esas no fueron las únicas tierras que Ábrego quería de la Nación. El 17
de agosto de 2010 la diputada solicitó a la Anati comprar otros dos
terrenos de 4.1 hectáreas y de 0.9 de hectárea, ambos en Majagual,
colindantes con sus recién compradas 13.5 hectáreas.
La nueva compra era, según dijo Ábrego a este diario, porque “nunca me percaté de hacerle entrada a la propiedad”.
La
diputada, de 34 años de edad, afirmó en sus documentos de compra
contenidos en el expediente, poseer esas tierras desde 1985, es decir,
desde que tenía 7 años de edad. Aportó planos, declaraciones juradas de
tres testigos y una escueta carta de un trabajador suyo que decía tener
seis años de dar mantenimiento al terreno.
En la certificación de
la corregidora de Cermeño, Eira Hernández, fechada el 15 de julio de
2010, se omitió mencionar la cantidad de años de residencia de Ábrego en
la zona, aunque señala que la solicitante colinda al norte y al este
con terrenos de ella misma, y al sur con el Pacífico.
Para que el
trámite en la Anati se atendiera con prontitud, en la solicitud se hizo
una petición: “Atención Héctor Santos”, el abogado que ya había inscrito
el primer terreno de Ábrego.
El 9 de septiembre de 2010, Santos
envió un memorando a Cartografía para que revisara los planos y
programara una inspección a las tierras. La solicitud llevaba copia a su
jefe, Eric Lamboglia, vinculado al caso de Juan Hombrón.
El
informe de inspección lo entregó el departamento de Geodesia el 25 de
octubre de 2010, que reportó que “la inspección solicitada no se puede
efectuar debido a que el plano presentado no tiene amarre ni información
para ubicar el terreno solicitado por Ábrego. Se devolvió hasta que se
corrija”.
Un informe de otra inspección –en la que participaron un
topógrafo, el abogado Santos y Eduardo García, esposo de Ábrego– dice
que en el recorrido “no hubo oposición de terceros” y que se halló una
zona inadjudicable cercada que impedía el paso de los moradores a la
playa.
PROCESO
El 3 de enero
de 2011, Ábrego presentó el plano, una vez más dirigido a Santos, y con
una instrucción manuscrita efectuada por un funcionario de Anati: “hacer
afuera para revisión e inspección de plano y aprobar”.
En carta
con membrete de la Asamblea Nacional –dirigida a la entonces directora
de Titulación, Anabelle Villamonte–, Ábrego pide inspeccionar la playa
para determinar la servidumbre.
Simultáneamente, el abogado de la
Anati que hizo los trámites de Ábrego –Héctor Santos– pidió a
Cartografía una inspección del área que estaba siendo “usurpada” por el
dominio de terceros en un sector inadjudicable y que el informe se
remitiera a “la brevedad de lo posible”. “Concluida la diligencia en
cuestión –decía– requerimos nos sea remitido lo actuado para continuar
con el trámite respectivo”.
En abril de 2011, Villamonte envió una
nota al alcalde de Capira, Iván Saurí, para que desalojara con policías
a los que estaban “impidiendo el paso a las propiedades de Ábrego” y a
la playa donde, además, se estaba aplicando un “cobro” ilegal a los
visitantes.
Tras una inspección, Saurí concluyó que “no existe
cerca o límite que impida el acceso” a la playa y que en la servidumbre
“existen algunas casas provisionales” de pescadores y una casa de bloque
de Ábrego y que “no se detectó cobro por acceso a la playa y los
ocupantes presentaron una solicitud (de tierras) y planos” en trámite,
por lo que preguntaba si debía seguir con el desalojo.
La
respuesta la envió Villamonte un mes después: mantenía sus órdenes a
Saurí de desalojar con la policía. Villamonte también envió una carta a
la gobernadora de Panamá, Mayín Correa, haciéndole la misma solicitud y
señalando que, de requerir información adicional, hablara con Santos.
ADJUDICACIÓN
Entretanto,
el 16 de abril de 2011, las personas que debían ser desalojadas
presentaron una oposición al trámite de compra de Ábrego del terreno de
4.1 hectáreas. Alegaban que era “falsa” la marcación de servidumbre en
el plano de Ábrego, que ellos no impedían el paso a la solicitante y que
tenían una certificación de la Arap.
Además, presentaron una
demanda civil, ya que la cerca que habían instalado “había sido violada
por Ábrego con maquinaria pesada”, misma con la que “construiría una
carretera privada”.
El abogado de la diputada replicó que su
cliente había “comprado los terrenos desde 2004”, y aportó como prueba
un expediente de 2010. (Este medio no halló detalles de tal gestión
desde 2004 en el expediente).
A pesar de todo, el 28 de junio de
2011, Villamonte firmó un edicto que permitía continuar la venta del
terreno que quería Ábrego.
En marzo de 2012, los reclamantes
desistieron de su demanda sin explicar las razones, dando paso para que
Carlos Dutari, el nuevo director de Titulación que reemplazó a
Villamonte, emitiera un edicto sobre la venta del terreno.
En los
expedientes se observan notas manuscritas de Lamboglia, con fecha del
10 de mayo de este año. Una de ellas, con copia a Dutari, tiene claras
asignaciones para dos funcionarias de Anati.
“Compañeras –dice una
de estas notas– para atender los expedientes que están amarrados al de
Yanibel Ábrego, adjunto modelos de documentos. .. la idea es tener
mañana antes del mediodía los documentos necesarios para la firma del
director...”.
Lamboglia ordenó enviar una nota al Ministerio de
Vivienda y Ordenamiento Territorial para el “visto bueno preliminar” del
terreno. Y el 11 de mayo pasado, el departamento de Cartografía le
notificó que las tierras solicitadas por Ábrego ya “reunían los
requisitos técnicos”.
Ese mismo día, Dutari notificó a Ábrego del
pago de 30 mil 534 dólares por los dos terrenos: a 0.60 centésimos el
metro cuadrado.
Tras el escándalo de Juan Hombrón, Ábrego desistió
de que estos se le entregaran de forma gratuita. Así, el 1 de junio,
Ábrego canceló el pago y el 30 de agosto siguiente, Dutari firmó la
venta de las tierras.
Visiblemente molesta, Ábrego cuestionó las
razones por las que este diario investigó su residencia de playa y no a
sus “colegas”, que tienen “tantas mansiones... en la Asamblea sí hay
gente con mucha plata, billete”, pero se guardó los nombres de sus
colegas con mansiones.
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