viernes, 26 de octubre de 2012

Un Vietnam... en Panamá: I. Roberto Eisenmann, Jr

I. Roberto Eisenmann, Jr
Con un Presidente enajenado paseando por Vietnam como fin de un periplo en el que violentó las políticas de Estado en temas monetarios y de la neutralidad del país y del Canal... en Panamá hay una especie de Vietnam por la total irresponsabilidad e insensibilidad del gobierno dirigido por Twitter.
He venido escribiendo desde hace muchos meses sobre lo peligroso que es tener un gobierno con cero credibilidad y, además, prepotente e insensible. “¡Vayan a llorar a sus muertos al cementerio!”.
 
Como es la costumbre del autócrata, que nada aprende de errores anteriores, luego de tres muertos –por Twitter– dio el reculazo... pero como nadie le cree... el Vietnam sigue. La Cámara de Comercio de Colón sigue en cierre total, se registran marchas de protesta en apoyo a Colón, en Panamá y en las provincias. El Suntracs anunció una huelga a partir de hoy, los gremios educativos, también, declararon una huelga nacional de 24 horas a partir de hoy, los puertos siguen cerrados, los indígenas ngäbe buglés amenazan con cerrar la vía Interamericana, los técnicos de enfermería llevan cinco días en huelga... y Panamá está en las noticias internacionales con dos grandes negativos: los disturbios y, lo peor, noticias que provienen de un nuevo arrestado italiano de Finmeccanica, cuyas conversaciones intervenidas incluyen el pago de comisiones al presidente Martinelli y a otros funcionarios panameños, por $23 millones.
 
Con el país en parálisis, todo por responsabilidad directa del presidente Ricardo Martinelli, ya se comienza a comentar en muchos círculos que la solución es que renuncie... así de graves son las múltiples crisis que ha provocado.
 
Hay otro ingrediente de la crisis que merece mucha, pero mucha atención de la ciudadanía. Me refiero al papel de Senafront (Servicio Nacional de Fronteras) al sitiar militarmente la ciudad de Colón y disparar armas de guerra, a la libre, hacia la población colonense.
 
Esta institución fue creada para proteger las dos fronteras del país y, en consideración a la frontera darienita y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), muchos –incluyendo los norteamericanos que se chocan con el mismo tronco, una y otra vez, ayudando a crear y armar un nuevo Ejército que producirá al nuevo Noriega– justificaron un ente militar. Vengo advirtiendo este peligro desde hace casi una década.
 
Pues bien, ahora –primero en la crisis de Bocas y ahora en Colón– se comprueban mis señalamientos.
Hay una diferencia fundamental entre un entrenamiento militar (¡matar!) y uno de policía (proteger y servir). Los militares (Senafront) no tienen idea del protocolo de control de multitudes ni tienen entrenamiento en la materia; por eso en Bocas las heridas fueron en el rostro y muchos quedaron ciegos y, tanto en Bocas como en Colón, hay muertos.
 
Fue una irresponsabilidad de Martinelli usarlos, del jefe de la Policía por llamarlos, y de Frank Ábrego por haber permitido que fueran, poniendo a su institución en peligro, al provocar el odio de la población hacia ellos.
 
Se deben proponer reformas a la ley de Senafront, prohibiéndole terminantemente actuar fuera del área fronteriza, así como el usar sus armas contra la población panameña, y que la violación de su mandato implique la disolución inmediata de la entidad y la destrucción de sus armas de guerra.
 
Dice el dicho que todo problema es una oportunidad. Colón y su pueblo han comprobado su dignidad y su decisión de lucha. Ya todos conocemos el error de Senafront, hay tres provincias que odian al autócrata y el pueblo ya sabe de sobra que los abusos del “Bully” (los bullies siempre son cobardes) en Palacio, se resuelven en la calle.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario