lunes, 22 de octubre de 2012

El poder tras las ferias del IMA

Líderes de la oposición y algunos productores afirman que en la venta de alimentos a través de las ferias populares existe un evidente sesgo político.
Aet Elisa Tejera C.
 
 
variedad. Lentejas, arvejas, porotos, arroz, frijoles de bejuco y frijoles negros son algunos de los granos que se venden en las ferias gubernamentales.
Decidir el lugar donde se celebrarán las jumbo ferias, negociar los precios, volúmenes y variedad de alimentos, además de la apertura de nuevos locales, son parte de las potestades que tiene la dirección del Instituto de Mercadeo Agropecuario (IMA) .
 
Esta situación es cuestionada por políticos y agricultores. Estos últimos sienten que no todos tienen oportunidad para ofrecer sus productos en los eventos que organiza la entidad estatal.
De igual manera, advierten de que la proliferación de las ahora conocidas jumbo ferias tiene un “sesgo político”. Coincidentalmente las ferias, en su mayoría, se realizan en corregimientos que responden al gobierno de turno.
 
Durante la pasada campaña electoral de 2009, el actual mandatario, Ricardo Martinelli, prometió que sacaría la política del programa Compita, desarrollado en el gobierno del presidente Martín Torrijos, alegando que “los políticos de siempre se han aprovechado de este sistema, el cual debe ser para ayudar a las familias más necesitadas”.
 
Una vez en el poder, Martinelli solo le cambió el nombre de Compita a jumbo ferias. Y en vez de ordenar su cierre, como lo había prometido, los puestos de alimentos populares han proliferado por todo el país.
 
Cobertura
 
En la actualidad operan 19 ferias permanentes que operan los sábados en las cabeceras de las provincias y en la ciudad capital. De lunes a viernes funcionan entre 70 y 80 de manera itinerante en juntas comunales, patronales, ferias institucionales, de barriada o de corregimiento. Bajo la presente administración también se crearon las jumbo tiendas, o centros de venta de alimentos permanentes. En el país funcionan 150 de ellas.
 
Los sábados de quincena en las jumbo ferias, explica Julio Ábrego, director del IMA, se recaudan en ventas más de 500 mil dólares.
 
Las jumbo tiendas inauguradas en junio de 2011 pasaron de generar en ventas 1.3 millón de dólares en enero a 14 millones de dólares en la actualidad.
 
¿Quienes pueden participar?
 
El interesado en participar en este programa de ferias debe enviar una solicitud a la entidad, y el director, a su criterio, toma la decisión de aprobarla o no.
 
Representantes, corregidores, diputados, directores de entidades públicas o privadas pueden solicitar un cupo para instalar feria libre del IMA. El director de la entidad evalúa, a su criterio, la rentabilidad de la solicitud, si es un sitio seguro y la disponibilidad en agenda.
 
Líderes de la oposición y algunos productores afirman que en la venta de alimentos subsidiados a través de las ferias populares existe un evidente sesgo político. “De todo acto de caridad emana un gesto de agradecimiento y en Panamá, al parecer en algunos casos hay personas que agradecen con votos”, advierte el ganadero y economista Euclides Díaz.
 
El director del IMA, Julio Ábrego reconoce que la entidad carece de una reglamentación que regule la compra de alimentos. Sin embargo, asegura que bajo su administración está exigiendo calidad y buenos precios. “Vende bien, el que compra bien”, indicó.
 
“Se les hace una evaluación porque hemos tenido experiencias en las que no hay rendimientos en ventas”. Según el funcionario el traslado de los alimentos e infraestructura es muy costoso. Además, explica que en algunas ferias no se pude participar porque coinciden con las de la entidad.
 
El funcionario rechazó las acusaciones de que se esté utilizando las ferias como una estrategia política para la búsqueda de votos. “Como administrador estoy haciendo un trabajo para hacer cumplir un programa estatal. Si en algún momento se rechaza una solicitud, las razones no son políticas”.
 
Cambio en las reglas
 
Creado mediante la Ley 70 de 15 de diciembre de 1975, el IMA tenía como objetivo ayudar a los productores locales a comercializar sus productos e identificar nuevos nichos de mercado, objetivos que según los productores cambió.
 
La labor del IMA debe ser la de mantener una transparencia en el mercado a través de información útil suministrada al productor mediante su página web. Hacerle llegar a los productores cuáles son las alternativas que tienen desde el punto de vista de los mercados para que ellos puedan desarrolla su producción, manifestó Díaz.
 
De igual manera el IMA debe mantener sus antiguas funciones de crear y mejorar los canales de comercialización de los pequeños y medianos productores ubicados en áreas apartadas del país.
La idea original del exministro del Mida, Emilio Kieswetter con las jumbo ferias era proporcionar espacios ordenados para la venta masiva de productos agropecuarios locales. En la práctica la figura no opera de la forma correcta, cuestionan los productores.
 
Las ferias carecen de espacios amplios, no hay una gama de productos y su ubicación no es la mejor, en algunos casos. “Sin tener las estadísticas, estoy convencido que la variedad de la oferta ni siquiera alcanza el 10%”, comentó Díaz.
 
Además, para ofertar en las jumbo ferias hay que pasar por un proceso de registro en la entidad, donde existe una discrecionalidad que recae en una sola persona, en este caso el director del IMA. Con esta discrecionalidad se limita la posibilidad de crear un mercado transparente.
En Santiago para contar con una feria hay que estar inscrito en Cambio Democrático, denunció Rubén Zevallos, presidente de la Asociación de Productores de Arroz y Granos Básicos de Veraguas.
 
La mayoría de los alimentos que se venden son importados en detrimento del productor local. En lo que va de 2012 se han vendido más de 650 mil quintales de arroz, de los cuales 600 mil son importados.
 
Solo en subsidio de arroz el Gobierno ha pagado 9.7 millones de dólares. Dinero que según Zevallos pudo utilizarse para apoyar al productor local. En casi cuatro años de gobierno no hay ningún logro en beneficio del sector agropecuario, comentó Zevallos.
 
El subsidio a los alimentos distorsiona el efecto que pudieran tener estos espacios creados por el Gobierno. Se convierten en un esquema de caridad rechazado por los productores, asegura Euclides Díaz.
 
La solución, según el productor, está en la construcción de mercados de abastos periféricos y en barriadas que sean permanentes y que garanticen una transparencia del mercado, donde se anule el monopolio de los puestos de venta y no haya especulación en los precios.

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