´Continuaré levantándome en el Senado hasta que se consiga una respuesta´
Entrevista con el Senador italiano Lannutti
FERNANDO BERGUIDO

SENADOR. Elio Lannutti pertence al partido La Italia de los Valores. CORTESÍA
Construido sobre las ruinas de los baños de Nerón está el Palacio Madama, sede del Senado italiano.
El edificio actual data de principios del siglo XVI y fue construido
por los Medici. En él vivieron, entre tantos personajes ilustres, dos
primos de la familia Medici: Giovanni y Giuliano. Ambos fueron
cardenales.
El primero de ellos, Giovani de Medici, se convertiría en Papa el
mismo año en que Vasco Núñez de Balboa descubrió el mar del Sur. Al
asumir el nombre de León X sería la última vez que se escogería un Papa
sin haber sido antes ordenado sacerdote. A su muerte le sucedería como
Pontífice Máximo su primo Giuliano, conocido como Clemente VII.
Pero el singular nombre del palacio –que inevitablemente admira todo
turista que se mueve entre la plaza Navona y el Panteón– no se debe a
los Medici ni a los cardenales que alcanzaron el papado. Tampoco a
Catalina de Medici, quien también lo habitó. Los romanos se lo pusieron
por otra dama, Margarita de Austria, quien –entre otras cosas– terminó
casándose con un Medici, enviudándolo y luego contrayendo nupcias con el
heredero de la otra gran dinastía del Renacimiento, los Farnese.
“Madama Margherita” fue dada a los cinco años en compromiso con
Alejandro de Medici, por entonces sobrino del Papa. El matrimonio no
duró mucho, ya que éste fue asesinado al año de casados. La joven viuda
desposaría entonces –de 15 años de edad– a Octavio Farnese, el nieto del
siguiente Papa.
Desde 1891 el edificio alberga a los senadores italianos. Y ha sido
dentro de su “aula”, la cámara principal donde deliberan los senadores,
donde Elio Lannutti ha reclamado una y otra vez mayor transparencia en
la transacción llevada a cabo entre los gobiernos de Silvio Berlusconi y
Ricardo Martinelli y en el que se han visto involucrados el
conglomerado italiano Finmeccanica y sus filiales Selex, Augusta y
Telespazio.
Lannutti es un senador de 64 años. Su partido es L´Italia dei Valori
–IDV, La Italia de los Valores–, una agrupación fundada por Antonio Di
Pietro, un antiguo fiscal que en los años 90 del siglo pasado cobró
renombre en toda Italia por su lucha contra la corrupción.
Lannutti –quien insiste en que a pesar de haber sido postulado por
IDV es un independiente– es un exbanquero transformado en defensor de
los derechos de los consumidores, particularmente de los usuarios del
sistema bancario. Por estos días que se debaten económicas reformas
profundas en una Italia golpeada por la crisis económica, se le ve a
menudo en los programas de televisión abogando por igual en contra de la
corrupción como en contra de los altos intereses y cargas abusivas a
los que dice están sometidos los usuarios del sistema financiero.
Al verlo llegar presuroso de los estudios televisivos, donde acaba de
grabar un programa, al Palacio Madama para iniciar la entrevista, la
obvia primera pregunta es:
¿Por qué su interés sobre el caso panameño?
Yo me ocupo de la corrupción y he notado que en el caso de
Finmeccanica y Panamá hay indicios serios de corrupción. La corrupción
es la gran tragedia de Italia. Finmeccanica ha estado en el epicentro de
tantos casos por ser un conglomerado enorme en el cual el Estado tiene
participación.
Por eso, los partidos de gobierno tienen la capacidad de influir en
el nombramiento de sus directivos. Finmeccanica, Selex, Enav [empresa
que administra el tráfico comercial aéreo en toda Italia] y otras
empresas similares –estatales o de capital mixto– se prestan para
financiar intereses privados y desviar dinero público a los allegados
del gobierno.
¿Qué hizo al senador Lannutti enfocar su carrera en la lucha contra la corrupción?
Laborando en bancos, después de haber pasado por muchos otros
trabajos antes, descubrí el fenómeno de la ilegalidad, de los
privilegios y del reciclaje.
Los bancos tratan con guante blanco a los clientes acaudalados, sin
preocuparse del origen del dinero. Clientes de “serie A” son servidos
con reverencia; los demás son acosados y saqueados con tasas onerosas y
condiciones muy desfavorables. Por eso, el 13 de mayo de 1987 fundé la
ADUSBEF, una de las más importantes asociaciones italianas a favor de la
protección de los usuarios de los servicios bancarios y financieros.
En 1992 renuncié del banco donde trabajaba para emprender la carrera
de periodista en un semanario llamado Avvenimenti. Lo fundé en 1988
junto a periodistas, magistrados, líderes laicos y católicos de la
sociedad civil que combatían la corrupción en el gobierno que se conoció
entonces como “Pentapartito” (compuesto por cinco partidos) de
[Bettino] Craxi, [Arlando] Forlani y [Guilio] Andreotti.
Esto ocurrió aun antes de explotar el famoso caso “Mani pulite”
[Manos limpias] que llevó a cabo un grupo de valientes fiscales de la
Procuraduría de Milán con Antonio Di Pietro a la cabeza.
¿Su partido lo apoya completamente? ¿Alguna otra facción del Senado?
Luego de la época de Manos limpias –y después de que el principal
protagonista Antonio Di Pietro dejara su cargo como fiscal– fundamos en
Toscana (1998) el partido L´Italia dei Valori (IDV), el cual abandoné en
2001 por diferencias de opinión con Di Pietro.
En 2008 el mismo Di Pietro me propuso postularme al Senado y acepté
con la condición de permanecer independiente, o sea sin inscribirme en
el partido, ya que los derechos de los ciudadanos, ahorradores y
usuarios que yo defiendo desde siempre, no tienen color político.
Un libre pensador independiente no siempre obtiene un apoyo completo,
pero en la práctica el IDV me deja amplia libertad de maniobra. ¡No
podría ser de otra manera para un senador independiente!
En los cuatro años que llevo en el Senado, he conquistado la simpatía
individual de muchos colegas, pero no siempre el apoyo de los grupos
políticos a mis iniciativas contra el poder económico, bancario y
financiero que es el que, a fin de cuentas, dicta la agenda política a
los gobiernos.
En Panamá, las autoridades presentaron una carta enviada por
Finmeccanica sobre la venta de equipos y helicópteros a Panamá como una
respuesta oficial del Gobierno italiano. Usted presentó una
interpelación en el Senado al respecto. ¿Es eso cierto, se trataba de
una respuesta oficial del Gobierno italiano?
Esa no era una respuesta oficial y no he visto pruebas de que el
Gobierno italiano haya dado una respuesta [a Panamá]; el Gobierno
tampoco ha contestado oficialmente mis interpelaciones parlamentares al
respecto. Continuaré levantándome desde mi banco en el Senado hasta que
consiga una respuesta oficial.
¿ Ha recibido respuesta a las otras interpelaciones parlamentarias sobre el caso Finmeccanica y sus ventas a Panamá?
No, todavía no he tenido respuestas, pero continuaré insistiendo
hasta que se dignen a responder, a darle la cara al fenómeno de la
corrupción, un mal que va en todas las direcciones. Le cuento más. Hay
un capítulo adicional de la investigación que adelanta ahora el
Ministerio Público y que se ramifica hasta la República de San Marino,
objeto de otras pesquisas parlamentarias.
El empresario Tommaso Di Lernia ha resumido en un memorial unos
eventos relacionados con un escándalo en Enav, en el que dice haber
pagado al partido político UDC [Unión de Centro /Democracia Cristiana]
coimas por 200 mil euros y que el dinero salió de una cuenta bancaria en
San Marino. El caso, revelado la semana pasada por periódicos
italianos, completa todo un cuadro de depósitos efectuados a políticos
italianos. Los depósitos ocurrieron bajo la precisa indicación de
Lorenzo Cola, el hombre de Finmeccanica. Este caballero es el que
presuntamente habría tenido el poder de ´promover o impedir´ cada
relación económica, no solo con Finmeccanica sino también con Selex,
empresa manejada por la mujer de [Pierrefrancesco] Guarguaglini, el
administrador delegado de Finmeccanica.
En repetidas ocasiones en el Senado usted se ha referido a Valter
Lavítola. ¿Le conoce o ha tenido contacto con él? ¿Se conoce su
paradero?
No conozco a Lavítola ni tengo idea dónde se encuentre actualmente.
Mi grupo parlamentario IDV, tanto en la Cámara Baja del Parlamento como
en el Senado, está solicitando la aprobación de una ley anticorrupción
para impedir que los faccendieri [facinerosos, personas que viven de
cosas raras y turbias] como Lavítola puedan continuar prosperando en la
ilegalidad.
Perfil
Elio Lannutti
Nació en 1948 dentro de una familia de campesinos en la provincia de
Chieti. Emigró a Alemania donde trabajó como obrero para pagar sus
estudios. De vuelta en Italia, se graduó en Ciencias Sociales y Economía
de la Universidad La Sapienza. Trabajó por 15 años en bancos,
convirtiéndose también en un líder sindical. En 1987 fundó la Asociación
de Defensa Usuarios de Bancos, Financieras, Seguros.
Ejerció el periodismo profesional por casi una década. En 2001 fue
candidato al Parlamento en la lista de Italia de los Valores (2001) y el
Partido Verde (2006). Fue electo senador de la República en 2008. Es
miembro del Comité Permanente de Economía y Hacienda y del Comité
Parlamentario para el control de los órganos de dirección de la
seguridad social (Gerentes Públicos), la Comisión Especial para el
control de precios y la delegación de la OTAN. Ensayista y escritor, es
autor de numerosas obras, entre las cuales están ´¿Cómo usar el banco?´,
´ Euro, el robo del siglo´ y ´El Foxelli de apartamento pequeño´.
Finmeccanica y Panamá
La Cámara Alta del Parlamento italiano es el escenario donde Elio
Lannutti le ha pedido cuentas a Finmeccanica, el enorme conglomerado
industrial y tecnológico del que el Estado italiano posee el 30% de las
acciones.
El 5 de septiembre de 2011 se refirió por primera vez a la sospechosa
conducta de directivos de la empresa con el allegado de Silvio
Berlusconi, Valter Lavítola y sus andanzas por Panamá. Quince días
después informaba a los ministerios de Justicia y Finanzas de las
investigaciones judiciales que adelantaba la procuraduría de Nápoles, en
las que, entre otras cosas, se mencionaban las ventas hechas a Panamá.
El 17 de noviembre, el senador se refirió directamente a Panamá: en
una diligencia parlamentaria puso en conocimiento de sus colegas y del
Ministerio de Finanzas las sospechas de sobrecostos que habrían surgido,
tanto en Panamá como en Italia, sobre los acuerdos millonarios
alcanzados por Berlusconi y el presidente panameño, Ricardo Martinelli,
en junio de 2010 para la compra de helicópteros, radares y un mapa
digital por 250 millones de dólares.
Lanutti también denunció la existencia de la sociedad anónima
panameña Agafia Corp., vinculada con Lavítola –hoy prófugo de la
justicia–, como beneficiaria de comisiones sin justificación, ya que la
transacción comercial era el producto de un convenio entre estados.
El senador dejó constancia de las nuevas dudas que seguían surgiendo
por revelaciones periodísticas en ambos países en dos ocasiones más en
el mes de diciembre de 2011, el 15 y el 21.
El 23 de enero de 2012 el Gobierno panameño anunció haber recibido
una carta oficial de Italia en la que supuestamente se aclaraba que no
se habían pagado sobrecostos. “Ojalá todos los medios y esas personas
que con mucho morbo y mala intención desinformaron todo lo que pasaba
con los radares, le den la misma prominencia”, pedía entonces el
presidente Martinelli.
Las triunfalistas declaraciones del mandatario panameño y del
ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, alertaron nuevamente a
Lannutti. La comunicación que daban a conocer las autoridades panameñas
no provenía del Estado italiano ni autoridad alguna.
Se trataba de una comunicación emitida por un ejecutivo de la propia
empresa vendedora. Lannutti estaba sorprendido y así lo hizo constar en
el Senado el 2 de febrero de 2012. “El Presidente de Panamá ha asegurado
varias veces que la carta recibida aclaraba la cuestión ya que se
entiende que la misma proviene del Gobierno italiano”, dijo Lannutti.
“En realidad, la misma no proviene del Gobierno sino de
Finmeccanica”, continuó el senador, advirtiendo que las aseveraciones
hechas en Panamá podrían crear responsabilidades a las autoridades
italianas, sobre todo en un negocio que “podría ocultar un súper
soborno”.
Mientras el senador italiano mostraba su preocupación en el Palacio
Madama, el procurador panameño pedía el cierre de la investigación y el
ministro Mulino hacía alarde en el momento en que anunciaba su
permanencia en el cargo, que en el caso Finmeccanica “el tiempo le había
dado la razón”.
Sin embargo, la Fiscalía de Nápoles continúa investigando. El tiempo dirá. Lina Vega Abad

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