jueves, 1 de diciembre de 2011

Viaje a Italia sin agenda oficial


El viaje a Italia ´sin agenda oficial´
santiago cumbrera


Un viaje a Italia, sin agenda, sin informaciones y con muchas dudas de parte del gobierno Italiano y de los panameños. 

El sorpresivo viaje a Italia que hizo el presidente, Ricardo Martinelli, en agosto pasado –en el que no hubo una agenda oficial– es objeto de investigación de la prensa italiana, por el escándalo de corrupción que envuelve al grupo Finmeccanica, el cual vendió equipos de seguridad a Panamá valorados en más de $300 millones.
El diario italiano II Fatto Quotidiano informó que en ese viaje Martinelli se reunió con el ex primer ministro Silvio Berlusconi en su mansión de Cerdeña y con el exconsultor de Finmeccanica y prófugo de la justicia italiana Valter Lavítola, que ese mismo día reservó boletos aéreos para Karen De Gracia, presidenta de Agafia Corp. (empresa que recibirá una comisión por el contrato con Finmeccanica) para viajar a Barcelona.
Ayer, el excanciller Juan Carlos Varela pidió la suspensión de los contratos con Finmeccanica.
EL MANDATARIO PANAMEÑO SE REUNIÓ CON LAVÍTOLA EN una visita SORPRESA
El misterioso viaje a Italia
Casi nada se sabe de una inesperada visita del presidente, Ricardo Martinelli, a la isla de Cerdeña; allí tuvo reuniones con el ex primer ministro Silvio Berlusconi.
SANTIAGO CUMBRERA
¿Por qué la Presidencia de la República no informó de un viaje sorpresa del presidente, Ricardo Martinelli, a Italia? ¿Qué fue hacer el mandatario a Italia el 21 de agosto pasado, cuando su destino final era Alemania? ¿Viajó en el avión presidencial Martinelli? ¿Quiénes estuvieron en ese viaje?
La mayoría de estas preguntas no tiene una respuesta clara. Principalmente porque el mandatario y su secretario privado, Adolfo De Obarrio, prefirieron no hablar ante los medios –locales e italianos– sobre las razones de esa visita.
Martinelli partió el 18 de agosto hacia Alemania para recibir las tuneladoras que trabajarían en la construcción del Metro. Sin embargo, hizo escala en Italia y allí visitó al ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi en la suntuosa mansión vacacional de este en la isla de Cerdeña, pero por tratarse de un viaje no oficial se desconoce lo que hablaron o pactaron.
Este viaje fue confirmado por la Secretaría de Comunicación del Estado el 20 de agosto, un día después de que este diario divulgara –citando fuentes oficiales– que el mandatario había viajado con los empresarios Gabriel Btesh, Ricardo Francolini y el ministro de Obras Públicas, Federico Suárez, aunque Martinelli negó que sus acompañantes fueran los citados empresarios.
Tres meses después, el diario italiano II Fatto Quotidiano reveló que, además de reunirse con Berlusconi en ese viaje, Martinelli se encontró con el hoy exconsultor de Finmeccanica Valter Lavítola, ahora prófugo de la justicia italiana y vinculado con la empresa panameña Agafia Corp., sociedad supuestamente propiedad del argentino Gustavo Franchella.
Esta sociedad recibiría el 10% de los contratos que firmó Panamá con empresas del grupo Finmeccanica, según reportes periodísticos.
El viaje de Martinelli se hizo justo cuando se conoció en Italia que Lavítola estaba en líos por una supuesta extorsión a Berlusconi. Para ese entonces la justicia italiana había interceptado conversaciones telefónicas de Lavítola, que después terminarían en el escándalo de acusaciones del pago de comisiones ilegales y los consecuentes arrestos de altos ejecutivos del grupo Finmeccanica.
El mismo día del encuentro con Martinelli –destaca el citado diario–, Lavítola reservó un vuelo a Barcelona para la joven chorrerana Karen De Gracia Castro, presidenta de la sociedad Agafia Corp., quien “se hacía pasar por la sobrina del presidente Martinelli”, según declaró a los fiscales de Nápoles una empresaria detenida bajo arresto domiciliario.
Este diario consultó ayer al presidente Martinelli sobre estos hallazgos y respondió que, “tal como los mismos periódicos italianos dijeron falsamente que la joven Karen De Gracia es sobrina mía, tengo que decir que nada de esto guarda relación conmigo”.
Al ser inquirido sobre si en ese viaje se alcanzó algún acuerdo con Italia, Martinelli respondió lacónicamente: “Nada de nada”.
II Fatto Quotidiano informó que este viaje se caracterizó por “la discreción y el misterio”, y lo que se pudo confirmar fue que se firmó un acuerdo para modernizar los Correos y Telégrafos de Panamá.
LAVÍTOLA HABLÓ DE PAGO
Según consta en el expediente de la Fiscalía de Nápoles que contiene la transcripción de 39 conversaciones telefónicas interceptadas por esta instancia a Lavítola –desde Panamá y Argentina–, este habló de pagos.
En una de las transcripciones de las escuchas a la que tuvo acceso este diario, Lavítola le dijo a Paolo Possezzere –en ese momento director comercial de Finmeccanica– que: “la cuenta en Bulgaria no es buena, y que debido a las restricciones de Finmeccanica el cheque tendría que ser pagado en Italia o Panamá”.
La llamada se hizo desde Panamá el 15 de julio de 2011 y duró 15 minutos.
Días después de la llamada, Lavítola viajó a Argentina para negociar con Telespazio. Precisamente esta compañía selló un contrato con el Gobierno panameño para proporcionar, instalar y dar mantenimiento a un sistema de cartografía digital para el país por un monto de 22 millones de dólares.
Estando en Argentina, Lavítola le solicitó –vía telefónica– a su colaborador Fabio Sansivieri, que enviara “urgentemente” a Karen De Gracia una carta con la solicitud del contrato de los equipos de seguridad para su respectiva firma, según las interceptaciones. También le pidió que enviara el documento a Pozzessere, quien un mes después renunciaría por el escándalo.
GARÚZ EVITA HABLAR
El viceministro de Seguridad, Alejandro Garúz, dijo a este diario la semana pasada que Agafia “supuestamente” representó a Selex en las negociaciones con Panamá. Añadió el funcionario que no conoce a De Gracia y que la persona que negoció con ellos fue Gustavo Franchella. Este empresario, por su lado, dijo conocer a Garúz, pero negó categóricamente ser representante de Selex, que solo actuó como “agente comercial”.
Ante estas contradicciones este diario consultó vía correo electrónico a Garúz pidiendo una aclaración, pero no respondió.
Según las investigaciones que se adelantan en Italia, Agafia pudo haber cobrado el 10% de comisión de los contratos entre las empresas de Finmeccanica y el Gobierno de Panamá para el suministro de equipos de seguridad valorados en 333.3 millones de dólares.
Tras esas escuchas telefónicas, la fiscalía determinó que algunos de los ejecutivos del grupo Finmeccanica están involucrados en “negocios turbios”, reportó el diario británico The Guardian en septiembre pasado.
Los fiscales de Nápoles también indagan sobre cómo se movió dinero entre cuentas bancarias en Suiza y por qué se utilizaron nombres en clave, ya que hubo “un fuerte vínculo entre Lavítola y algunos ejecutivos de Finmeccanica, principalmente en el extranjero, en empresas que pertenecen al grupo, como Augusta, Selex y Telespazio.
El escándalo en Italia ha provocado las renuncias de altos ejecutivos de este grupo. Uno de ellos es Salvatore Metrangolo, presidente de una filial del grupo, mientras que el otro es Paolo Pozzessere.
Hoy se definirá si el presidente de Finmeccanica, Pier Francesco Guarguaglini, continúa en su puesto. Aunque el empresario ha dicho que si el primer ministro, Mario Monti, se lo pide, renunciará, pero que esperará el resultado del Consejo de la Administración.
Lavítola y las cárceles
El acuerdo de cooperación en materia de seguridad Panamá-Italia también incluía poner en ejecución celdas modulares para el sistema penitenciario de Panamá.
Esta sería una operación de más de 100 millones de euros ($112 millones) –que estarían también bajo la supervisión de Lavítola–, pero no prosperó. En agosto de este año, Martinelli llamó a Giancarlo Curcio, embajador de Italia en Panamá, para hablarle del tema.
II Fatto Quotidiano reprodujo el pasado 18 de octubre –citando un correo electrónico que envió a su gobierno Curcio– que se trató de una llamada “inesperada y áspera” en la que Martinelli le dijo que “las cárceles modulares no las hará nunca porque son muy caras y no le interesan”.
Martinelli confirmó a este diario que hizo esa llamada y se ratificó en lo expresado en ese momento. Agregó que para ese entonces ya se había licitado la megacárcel y que lo ofrecido por Italia era para uso temporal debido al hacinamiento.
“El acuerdo con el Gobierno italiano lo hizo Cancillería. Las negociaciones de compras las hacen los distintos ministerios. No conozco las cifras exactas de esos acuerdos, que nunca se materializaron o hicieron”, añadió el Presidente.
Pero en su momento el proyecto tomó forma, pues en enero pasado la ministra de Gobierno, Roxana Méndez, recorrió la provincia de Chiriquí para inspeccionar terrenos en los que podría estar ubicado el nuevo centro penitenciario de esta provincia. Méndez visitó el lugar junto con Mauro Velocci, presidente de la compañía italiana Svemark, que posteriormente vería truncado el proyecto para construir estas nuevas instalaciones.
El hospital
Si bien Martinelli renunció a construir el sistema modular de cárceles, no lo hizo con el prometido hospital pediátrico que le prometió Berlusconi.
II Fatto Quotidiano acotó en su nota que Martinelli pidió a los italianos que mantuvieran su promesa de construir el hospital, valorado en $25 millones. De hecho, cuando Martinelli viajó en agosto pasado a Italia, la Secretaría de Comunicación del Estado divulgó un comunicado que señalaba que el mandatario se reuniría con Berlusconi para discutir la “oferta de $25 millones” que costaría construir el nuevo hospital.
Consultado Martinelli sobre este centro hospitalario, dijo que este fue ofrecido en el viaje a Italia en 2009 como una donación del Gobierno italiano, “pero después creo [que] esto se cambió a una donación personal de Silvio Berlusconi. En su viaje a Panamá él habló de eso en el hospital Santo Tomás y se mostró una maqueta”.
¿Hubo coimas?
Al margen del tema de los hospitales y las cárceles, el ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, se refirió a los pagos que recibiría Agafia en su papel de intermediario.
“Si se pagó en Italia una coima, es un problema de Italia...”, afirmó. Si hubo “trampa” en el contrato –añadió– estarían involucrados la Contraloría, el Consejo de Gabinete y Crédito Público del Ministerio de Economía, que revisaron el acuerdo con Italia.
“Que me digan quién coimeó, que digan quién se llevó el sobreprecio de los radares... y si a alguien de la entidad a mi cargo, desde mí para abajo, se le demuestra que coimeó, lo boto y después renuncio”, dijo Mulino.
Aunque la coima –si la hubo– se pagara en Italia, Mulino no explicó de dónde provendría ese dinero. Pero, ¿acaso no saldría de un sobrecosto de los equipos que está adquiriendo Panamá?

Varela pide suspender millonarios contratos

Después de la polémica surgida por el pago de una “comisión” a una sociedad anónima que actuó como intermediaria en el millonario contrato que firmó Panamá con el grupo Finmeccanica, el excanciller Juan Carlos Varela pidió ayer la suspensión de la compra de los equipos de seguridad, valorados en 333.3 millones de dólares.
Varela emplazó a la Contraloría General y al Ministerio Público a abrir una investigación con el propósito de determinar si existió una lesión patrimonial.
“Con las informaciones provenientes de Italia cobra fuerza la tesis de la existencia de sobreprecios, lo que hace evidente que las personas que negociaron dichos contratos en nombre de la Nación no salvaguardaron los intereses de los panameños”, sostuvo Varela, tras indicar que su participación en este acuerdo fue protocolar.
Igualmente, explicó que dichos contratos son basados en un acuerdo entre dos países, y que por tanto “no se justifica que existan comisiones, ya que no debe haber intermediarios en dicha operación”.
El excanciller también le solicitó al ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, que revele los contratos de suministros de estos equipos (19 radares, 6 helicópteros y un mapa digital de Panamá), al igual que el contrato de financiamiento con el Citibank de Londres.
El ministro Mulino se ha negado a revelar detalles de los contratos, alegando motivos de seguridad nacional.
SANTIAGO CUMBRERA

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