miércoles, 25 de mayo de 2011

El ‘negocio’ de la Corte Suprema

 Corrupción

El ‘negocio’ de la Corte Suprema





‘Las acciones de la Corte y sus actitudes erosionan las instituciones democráticas de Panamá’, comentó la exembajadora Linda Watt.


Yasmina Reyes
yreyesprensa.com
 
Una Corte supremamente corrupta corroe no solo al propio Órgano Judicial, sino también al Legislativo y al Ejecutivo, corrompiendo a la sociedad misma, aseguró la exembajadora estadounidense Linda Watt en un reporte enviado a Washington el 22 de julio de 2005 –filtrado por Wikileaks y entregado a La Prensa– que destila desencanto y preocupación.
El informe de Watt dice sin ambages que la Corte Suprema de Justicia panameña no imparte justicia, “es un negocio en el que se venden sentencias al mejor postor”.
Watt lamenta el mensaje que el ejemplo de la Corte Suprema ofrece al pueblo panameño, y que resume como: “Todo el mundo miente, engaña y roba, y nadie es castigado, ¿por qué no podemos hacerlo nosotros?”.
Las preocupaciones y problemas derivados del estado de la justicia panameña las heredaron sus sucesores William Eaton y Barbara Stephenson, quienes, tras bastidores, hicieron presión para proteger intereses de ciudadanos y empresas estadounidenses supuestamente amenazados por acciones o intenciones venales de algunos magistrados.
Uno de los principales señalamientos de los embajadores estadounidenses apunta a los conflictos de interés. Watt explicaba a Washington: “Muchos de los magistrados suplentes trabajan para y reciben salarios de la Corte y de las grandes firmas de abogados panameñas que litigan en la Corte”, y por allí se producen los nexos entre la alta corporación de justicia, los bufetes y los abogados, acusadores y defensores.
Cuando se produce una vacante de magistrado en la Corte, todo el mundo queda al pendiente, pero las vacantes de magistrados suplentes generan poco interés, aunque estos tienen una gran importancia porque la práctica es que ellos terminan dirimiendo casos altamente polémicos, y sus nexos con los grandes bufetes echan sombra sobre sus actuaciones.
Los políticos y los magistrados de la Corte Suprema –dijo la exembajadora Watt– habitualmente usan los puestos públicos para sacar provecho privado. El corazón de los negocios de la Corte, en otras palabras, es rutinariamente un “conflicto de intereses institucionalizado”.
La descripción que hace Watt del sistema de justicia panameño es cruda y sumamente dura.
La diplomática reportó en sus informes que la corrupción está tan arraigada en el sistema, que existe una especie de “proceso” que se usa para analizar los casos y determinar cómo puede generarles más réditos.

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