Diplomacia, millonarias donaciones y líos políticos
El Presidente evita hablar del conflicto con Taiwan, y Varela lo tacha de ´infantil´.
Eliana Morales Gil
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El presidente, Ricardo Martinelli, admitió ayer que sí tiene
una diferencia diplomática con Taiwan, aunque evitó ampliar el tema.
“Los problemas diplomáticos de los países se resuelven
diplomáticamente y no a través de los medios de comunicación”, respondió
el mandatario, luego de que se le interrogara sobre la negativa de
recibirle las credenciales al embajador de Taiwan en Panamá, Diego Chou,
en represalia por una reunión en Guatemala entre su vicepresidente,
Juan Carlos Varela, y el canciller taiwanés, Timothy Yang.
La cita de Varela con el alto funcionario taiwanés no solo ha
dilatado el beneplácito a Chou, sino que, según fuentes diplomáticas,
provocó un reclamo del gobierno del presidente Martinelli a la Embajada
de Taiwan, lo que ha enfriado las relaciones entre ambos países.
El 15 de enero pasado, día en que Varela y Yang se encontraron, el
vicepresidente estuvo acompañado de su círculo político más cercano,
como los diputados panameñistas José Blandón y Adolfo Valderrama; el
exviceministro Luis Carles y el entonces embajador de Panamá en Taiwan
Mario Cucalón. Dos semanas después, Panamá reemplazó a Cucalón por José
Antonio Pérez Iranzo, nacido en España, pero nacionalizado panameño.
VARELA REACCIONA
Varela reaccionó ayer al tema y calificó de “infantil” y “sin
sentido” la actitud de Martinelli de no recibir las credenciales de un
embajador y lanzó sus dardos contra el ministro de Relaciones
Exteriores, Roberto Henríquez.
“El canciller miente en sus declaraciones y ofende la inteligencia y
capacidad de los diplomáticos del Gobierno de Taiwan, ya que ellos, como
todo el cuerpo diplomático, están claros de mi posición como
vicepresidente constitucional de Panamá y dirigente de oposición”, dijo.
Con respecto a la polémica reunión con Yang, manifestó que fue
invitado por el mandatario Otto Pérez Molina a Guatemala a participar en
su toma de posesión, viaje que, según explicó, coincidió con el triunfo
del presidente Ma Ying-jeou, [Presidente de Taiwan] en las elecciones
en su país.
LOS NÚMEROS
El debate sobre la brecha en las relaciones de Panamá y Taipei surge a
menos de un mes de que este país le entregara una última donación al
gobierno del cambio: seis millones de dólares para la construcción del
Instituto Profesional y Técnico República de China (Taiwan), y de otros
28 mil 500 dólares para la compra de una ambulancia para Chiriquí.
En septiembre de 2011, el país oriental donó 3.3 millones de dólares
para seis proyectos de interés social, informó un boletín de prensa
oficial.
El monto más grande de una donación de la isla en este período tiene
que ver con los $29 millones para la construcción de un hospital en
Panamá norte [Chilibre y Las Cumbres]. El proyecto no se concretó por la
ruptura de la alianza entre Martinelli y Varela.
Pero la más ruidosa fue a escasos meses del actual gobierno, cuando
Taiwan dio $22 millones para la compra del avión presidencial.
La cifra alcanza ya los $60 millones, superior a los $57 millones que
recibió el gobierno de Mireya Moscoso y que suscitó un escándalo
internacional por su manejo poco transparente.
(Con información de Irene Hernández)
Altibajos de una vieja relación
Por décadas, Panamá ha tenido sólidas relaciones diplomáticas y
comerciales con Taiwan, alentadas por contribuciones y patrocinios a
proyectos de desarrollo social y, desde 2003, con un tratado de libre
comercio. No obstante, la relación se enfrió a comienzos del 2000 con el
gobierno de la presidenta Mireya Moscoso, por los escándalos de
corrupción que generó el manejo de las donaciones taiwanesas, a través
de la Fundación Mar del Sur y el Museo del Tucán. Con relaciones
diplomáticas con Taiwan y los escándalos de por medio, Panamá nunca le
dio la espalda al gigante: China, que opera dos de los cuatro puertos en
las terminales del Atlántico y del Pacífico. Y China es el segundo
usuario del Canal de Panamá, además de ser el mayor proveedor de bienes
que se venden en la Zona Libre de Colón, la segunda más grande del
mundo.
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